Segunda Regla.
Cuando la solicitud ha sido presentada en triple forma, el discípulo la retira y olvida que la ha presentado. En esta etapa del pequeño “chela” o aprendiz, se tiene un objetivo espiritual egoísta, como liberarse de conflictos personales o alcanzar la felicidad duradera. No tienen verdadera voluntad de servir altruistamente a otros. Investigan las enseñanzas espirituales y corren de un Maestro a otro y es muy importante, que el aspirante trascienda este periodo de carácter itinerante y siga una disciplina de autopurificación.
La ilusión, es el poder del pensamiento mental para dominar y distorsionar nuestro proceso de pensamiento, con lo que nos volvemos fanáticos y defensores de ideales estrechos.
El encantamiento, es una reacción emocional que impide percibir las cosas de una manera clara y ver las cosas tal y como son. Su poder es disfrazar y esconder la verdad, y está presente en nosotros cada vez que sentimos orgullo, autocompasión o criticamos. Maya significa ilusión y mientras el encantamiento es ilusión más deseo, Maya es encantamiento intensificado por la energía vital. Por ejemplo, Maya está presente siempre que hacemos algo compulsivo, de modo irracional, repetitivo, que no podemos evitar, como la ludopatía, bulimia, lavarse las manos repetidas veces, o comportamientos sexuales anómalos.
1) La aplicación de las reglas debe hacerse de forma triple: Disolver la ilusión mental; disipar el encantamiento emocional y desvitalizar el Maya etérico.

2) Lo anterior no puede alcanzarse en lucha furiosa continua, ni en una siesta eterna, por lo que hay etapas de autodisciplina y otras no.

3) Cada uno debe dar lo mejor de sí mismo para completar las etapas activas y pasivas del ciclo del trabajo en curso. Así que no debemos estar orgullosos por lo conseguido ni deprimidos por lo no alcanzado.
Tercera Regla.
Triple debe ser la llamada y largo tiempo se necesita para que se oiga. Que el discípulo emita este grito a través del desierto, sobre el mar y a través de los fuegos, que lo separan del Portal oculto y velado.
Esta regla, describe el proceso de cómo las vibraciones de la personalidad y el alma, se van haciendo recíprocamente más fuertes, hasta que se produzca el contacto entre ellas.
· Llamada: Invocación a la purificación.
· Grito: A la evocación que responde.
· Desierto: A la vida física.· Mar: A la vida emocional.
· Fuegos: A la vida mental.
· Portal oscuro y velado: La Primera Iniciación.
El aspirante tiene que invocar nuevos modelos de comportamiento, sentimiento y pensamiento mucho tiempo. A través de estas invocaciones, permitimos que se manifieste la naturaleza espiritual interior. El proceso de evocar nuevos modelos de conducta, se basa en la distinción entre el Yo espiritual que solo expresa virtudes y el no-yo, que solo expresa vicios. Tales pasos conducen a esta distinción:
· Ser indiferentes a cualquier comportamiento emocional e irracional, sin tener que luchar o concentrarnos en dicho comportamiento, rechazando toda identificación que tenga que ver con el no-yo.

· Recordar constantemente la verdad de ser el Yo espiritual, llamar al pensamiento correcto e idealismo verdadero desde la mente y el alma.

· Expresar los nuevos modelos de conducta en el mundo físico, proyectando energías evocadas hacia abajo, dentro del cuerpo etérico.
La segunda tarea, consiste en expresar los ritmos evocados en la vida emocional. Es un grave error suprimir de modo directo los sentimientos indeseados. Tal supresión contiene la energía del tercer Chakra del plexo solar y puede conllevar graves desórdenes del sistema nervioso, producir cáncer de estómago, hígado y región abdominal. En lugar de suprimir, lo que hay es que ir sustituyendo a través de la evocación. La tercera tarea, es expresar las ideas evocadas a través de la mente, cultivar la belleza de pensamientos, lo cual incluye que seamos vitalmente útiles a los demás e invoquemos las ideas espirituales del Alma. Esto exige una vigilancia hasta que superemos los viejos hábitos en la forma de pensar y adoptemos los nuevos.
Todo esto es muy importante, porque las impurezas de estos cuerpos impiden al aspirante llegar a la Primera Iniciación. Cuando en el desierto aparece una rosa, las aguas emocionales estén tranquilas y la hoguera de la mente quede bajo control, nada puede evitar que se abra el Portal de la Iniciación.
Cuarta Regla.
Que el discípulo cuide la evolución del fuego, nutra las vidas menores y mantenga así la rueda girando. Esta regla, invoca las energías del Alma, para que reemplacen y domen a la personalidad.
Podemos entender esta reorientación, en virtud de los Chakras, con aumento de actividad de los Chakras superiores, que si gobiernan la conducta más de la mitad del día. Se entra en una segunda etapa del Sendero de Probación “Chela o Aprendiz en la Luz”, en la que se añadirán nuevas prácticas. La rueda de la que se habla, es la Gran Rueda de la Reencarnación, en la que cada grupo experimenta todas las etapas del ciclo de reencarnación.
El fuego son las energías de los Chakras solar y sacro y vidas menores a los seres humanos que necesitan ayuda. Antes de llegar al Sendero de Probación, los aspirantes iniciarán el largo proceso que transforma la creatividad física o sexual en creatividad artística o mental. Su efecto es la transferencia de la energía del Chakra sacro al laríngeo; la transmutación del deseo personal en conciencia de grupo, que da la transferencia de la energía del Chakra del plexo solar al del corazón. Mediante la persistencia de estas transferencias, los Chakras laríngeo y corazón, entran en actividad y se pueden pasar a la etapa de Chela o Aprendiz de la Luz.
Aprender a servir en forma impersonal, preguntándonos si nos guía un impulso espiritual o manejar asuntos ajenos; si es el deseo de ser amado o admirado. En esta etapa, el aspirante percibe las necesidades materiales y está preparado para responder a ellas, pero aún no lo está para ayudarle en su evolución espiritual, a establecer contacto con su Alma, mantenerse en el Ser espiritual y abandonar la Rueda de la Reencarnación.
Quinta Regla.
Que el aspirante procure ser el ángel solar que atenúe la luz de los ángeles lunares, para que así sea la única luz en el cielo microcósmico. La voluntad de amar, es la intención de expresar relaciones correctas con todo el mundo, empezando con uno mismo y los más allegados. Con ésta regla, se intensifican gradualmente la voluntad de amar, pero también se dan cuenta que les falta amor, sintiéndose a menudo separados de los demás, superiores e irritados, pues suponen que la gente solo plantea problemas a su propia expresión del amor. El creciente deseo de amar, lleva a los aspirantes a descubrir los vicios que expresan y las virtudes que necesitan adquirir. Entre las virtudes, se incluyen actitudes como perdón, ternura, tolerancia, humildad, paciencia, compasión, serenidad y amplitud de miras.
Los vicios incluyen: Resentimiento, dureza, orgullo, arrogancia, obstinación, desprecio, preocupación e intolerancia.
· Angel Solar: Nosotros mismos con virtudes.
· Angeles lunares: Imagen de nuestros vicios.
· Cielo microcósmico: Campo interior de visualización.
Hemos de imaginarnos a nosotros mismos como exponentes de la virtud que deseamos, para ir añadiendo todas las demás hasta incluirlas todas. Debemos dibujarnos la forma deseada y usaremos la energía del pensamiento para dar vida y orientación a esa forma. Si lo hacemos correctamente, podemos establecer una corriente energética entre el cuerpo emocional y la mente, y esforzarnos el resto del día, de que esta imagen positiva permanece en nuestro campo interior de visualización.
Sexta Regla.
Los fuegos purificadores arden débiles y bajos, cuando el tercero se sacrifica al cuarto Chakra, por tanto, que el discípulo de abstenga de quitar vida y que nutra lo más inferior con el fruto del segundo. Los aspirantes, se interesan en aprender nuevos modos de ascender su expresión de amor, debido al creciente deseo de amar.
· Fuegos purificadores: Amor que lo abarca todo.
a) Reino Vegetal.
b) Reino Animal.
c) Reino Humano.
d) Lo más inferior: Cuerpo físico.
Los alimentos originan distintas vibraciones y nuestra conciencia de unidad esencial, disminuye cuando comemos carne animal, así que debemos evitar ingerirla por las intensas emociones de los animales en el momento de su sacrificio, pero sí huevos, leche, queso y mantequilla. La ingesta de frutas, frutos secos, cereales y hortalizas, nos ayudan a reforzar las cualidades espirituales.
Séptima Regla.
Que el discípulo dirija su atención a la enunciación de esos sonidos que repercuten en el aula por donde camina el Maestro. Que no emita las notas menores que inician la vibración dentro de las aulas de Maya. Esta es la última del Sendero de Probación y da las instrucciones más avanzadas. Están más seguros de ser capaces de seguir la fuente interior de sabiduría como guía, pero sienten que su comprensión del Alma es todavía incompleta, por lo que no confían en que ella les guíe para obtener la solución de sus problemas más difíciles y agobiantes, y luchan con éstos de una forma emocional, mediante la ansiedad, la preocupación, la evasión y la represión.
La técnica se describe “como si” el esfuerzo constante de vivir, “como si” el Alma estuviera bajo control y dominara la personalidad. “Como si”, significa que esos aspirantes aún no están convencidos de que el Alma exista o que esté a cargo del control, pero están deseosos de vivir como si esa circunstancia fuera verdadera.
· Sonidos: Pensamiento y palabra.
· Aula: Comportamiento físico.
· Maestro: El Alma.
· Vibración: A un modelo de conducta.
· Maya: A la ignorancia del Alma.
Cuando estemos listos para confiar en el carácter orientativo del Alma, debemos dirigir nuestra atención hacia el aprendizaje del “como sí” que tiene dos fases. La activa, expresa los pensamientos que encuentran un eco en nuestro comportamiento físico, como si estuviéramos caminando humildemente junto al Alma, y ella nos revelara el siguiente paso que debemos dar. La fase pasiva, es la reflexión de la meditativa, en la que debemos pensar cuidadosamente sobre el Alma y su relación con la personalidad y los cambios necesarios para que nuestros pensamientos o discursos no despierten o refuercen los modelos de conducta que se hallan tasados en la ignorancia del Alma.
(continuará)

Autor: María de Aquitania
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