Catedral de Burgos (España)

Continuamos con la Introducción publicada anteriormente, para ir ampliando los conocimientos necesarios en ese legado de saber profundo, que son las Catedrales.

Se ha observado que en la Catedral de Troyes (Francia), la clave del arco del coro está a una altura que reducida a pies y pulgadas da 88 pies y 8 pulgadas, es decir, 888, que es la cifra que corresponde al nombre de Jesús en griego: Ι (10) + Η (8) + Σ (200) + Ο (70) + Υ (400) + Σ (200) = 888. Este número también se encuentra alrededor del altar (símbolo de Jesús). El Santuario, está rodeado por 8 pilares y sus aberturas dan a los 7 ábsides pentagonales que representan a las 7 Iglesias del Apocalipsis. Hay 66 pilares para sostener la bóvedas que tienen 6 pies (666), número de la Bestia a las que los pilares han de aplastar. Hay otro número joánico 144.000 (número de elegidos según el Apocalipsis), ya que en el triforio hay 144 ventanas. Por último, el triángulo trazado en la clave del arco del Santuario tomada como vértice, a la base de los grandes pilares mide 26◦, número que corresponde al nombre Divino YHVH. Por tanto, el Templo es en sí mismo y antes de cualquier acción litúrgica, una revelación Divina.

La orientación, es una tradición que viene atestiguada desde muy antiguo. La Iglesia cristiana está orientada en la dirección Oeste-Este con la cabeza (el presbiterio) vuelta hacia el Este, ya que es la orientación ritual para la oración. En la casa de Hiparco, uno de los primeros miembros de la comunidad judeo-cristiana, ya había una habitación con una cruz pintada en la pared oriental donde se oraba siete veces al día. Igual habló en este sentido tanto Orígenes como San Agustín y se ha perpetuado durante todos los siglos cristianos.

Decía Santo Tomás de Aquino, que era conveniente que se adorara a Dios vueltos hacia el Oriente, primero porque por allí se muestra la majestad de Dios por el movimiento del cielo; segundo porque allí estuvo el Paraíso Terrenal y nosotros tratamos de volver a él y tercero, porque Cristo es la Luz del mundo y es llamado a Oriente por el profeta Zacarías; porque según Daniel subió al cielo por Oriente y según Mateo, por allí aparecerá el último día.

El Templo representa pues, en primer lugar el cuerpo de Cristo y ese simbolismo, independientemente de la traza cruciforme, ha sido puesto de relieve por esa forma arquitectural. El proceso de construcción puede tomarse también en un sentido simbólico y es el que parte de la primera piedra y se extiende hasta la del remate. Cristo se proclama a sí mismo Piedra Angular y Pedro, como signo de su función recibirá un nombre nuevo.

CAMPANARIO Y CAMPANAS

No es un elemento primitivo de la arquitectura cristiana. En el medioevo, el símbolo de éstos fue en dos direcciones. La torre, con el techo piramidal y la aguja que lo remata, sube al asalto del cielo y es una imagen de la montaña cósmica. Cuando hay dos torres gemelas, hay un símbolo claramente solar en conexión con el de todo el edificio orientado, que son un recuerdo de las antiguas columnas solares, que servían para determinar de forma práctica la zona en que se desplaza la salida del Sol al Este y señalaban los puntos solsticiales. El sonido, producido en general por un instrumento metálico preferentemente de bronce, sirve para indicar la presencia de lo sagrado, así como antiguamente vemos como la vestidura del Sumo Sacerdote llevaba en el borde inferior una fila de pequeñas campanillas. También desempeña un papel capital, como exorcismo de las fuerzas demoníacas.

PILA DE AGUA BENDITA Y BATISTERIO

El área que un Templo delimita es un espacio sagrado y el sentido etimológico de la palabra Templum (latín) y Témenos (griego), ambas proceden de una raíz que significa cortar-separar, por tanto el Templo delimita la zona profana y la separa de la Divina. Por eso suele haber en su entorno antes de penetrar, una serie de pilares con cadenas, que nos advierten de la separación entre lo profano y lo sagrado, debiendo meditar donde vamos a penetrar.

Si la puerta es un símbolo solar, la pila y el baptisterio son símbolos acuáticos. Recuerda a los manantiales que había en los lugares sagrados, (observemos que siempre hay un pozo en los patios adyacentes en Catedrales, Monasterios, Santuarios, etc.) y representan al Océano Primordial, las Aguas del Génesis sobre las que se cernía el Espíritu de Dios para obrar la Creación. La pila suele ser octogonal y eso es significativo, porque 8 es uno de los números sagrados del cristianismo, ya que es el emblema misterioso de la perfección y la Vida eterna. Con las grandes conchas, no se abandona el simbolismo, pues con ellas se vincula la idea de purificación y renacimiento. Así el signo de la cruz hecho con el agua bendita, es un rito de purificación y sacralización antes de franquear el recinto de la casa de Dios.

Puerta de la Catedral de Chartres

LA PUERTA

La sacralidad del tránsito y de la puerta, adquiere todo su valor cuando se trata del Templo y por eso se colocaban en las puertas de los edificios sagrados “Guardianes del Umbral”, leones, esfinges, etc, que tenían la misión de recordar al que entra el carácter temible del paso que se va a dar entrando en un recinto sagrado que es como una puerta abierta al mas allá.

Siendo el Templo la imagen de la Jerusalén celeste, por el Cristo-puerta es por donde se entra a él. El tímpano suele ocuparlo la imagen de Cristo en majestad o gloria, siendo la escena del Juicio Final, el Apocalipsis, y a veces la Ascensión o la Transfiguración. En todos los casos es un Cristo glorioso. Aparece en un trono con una mano en alto y sosteniendo con la otra el Libro de la Vida, rodeado de tres animales y un hombre o ángel (símbolos de los evangelistas). A sus costados, suelen estar los doce apóstoles y a veces los veinticuatro Ancianos o ángeles músicos. Como elemento ornamental, aparece con frecuencia el Zodiaco con los trabajos de cada signo.

El círculo del Zodiaco se divide en cuatro partes, siguiendo los ejes que pasan por los equinoccios y los solsticios los cuales sirven para determinar las estaciones. Éstos se les llama puertas celestes porque son lugares de paso de una estación a otra. Otro motivo ornamental es el Crismón, que es una cruz en un círculo, análogo a la rueda cósmica.

Las seis direcciones señaladas por los trazos X y P fusionados, son las que determinan los dos ejes cardinales y el eje polar proyectado sobre un plano. En combinación con este signo, nació el rosetón, con lo que la rueda cósmica se ha elevado al dintel por encima de la puerta.

Laberinto de Chartres

LABERINTOS

Su uso ha sido muy generalizado en algunos países, aunque muchos han desaparecido. Su analogía con el laberinto de Creta es cierta. Algunos están situados en la nave a la altura del crucero, pero la mayoría están al comienzo de la nave y el fiel lo ve tan pronto franqueaba la puerta. Son una serie de círculos concéntricos y servían para unos ejercicios de devoción que se beneficiaban de ciertas indulgencias.

También ofrece una semejanza con la cuerda de nudos, símbolo que representaban los vínculos de las organizaciones de artesanos. Así mismo manifiestan la dificultad de orientarse en sus repliegues y su figura representa la existencia humana con sus vicisitudes. La entrada en él es el nacimiento y la salida la muerte. Abandonado a sí mismo, el hombre es incapaz de orientarse y se pierde en el “monte oscuro”. Para encontrar el camino, ha de poseer el hilo de Ariadna que no es otra cosa que los propios repliegues concéntricos, cuyo enmarañamiento es solo aparente puesto que están constituidos por una línea continua: El hilo de la existencia. En resumen, es un auténtico peregrinar al centro en la búsqueda del YO interior, que no se identifica con el cuerpo (esfera de las sensaciones y emociones), ni con su alma (campo de las ideas y la razón), sino con su espíritu que es donde reside la esencia humana, la imagen de Dios en el hombre: Allí está el centro de su Ser.

Y todo el trabajo de la vida, su objetivo espiritual, es tomar conciencia de que solo ese es nuestro Ser verdadero. El laberinto encaja en la categoría de los Yantras, palabra hindú que designa toda figura que sirve de soporte para la meditación y la concentración. El mandala es un Yantra de origen ritual.

EL ALTAR Y CRISTO

La “embriaguez” que sentimos al entrar en el Templo, esa magia, irradian de unas líneas que engendran siguiendo la Divina proporción, formas, superficies y volúmenes en expansión, hasta un límite calculado que los detienen, los refleja y devuelve al punto de donde emergen. Ese centro que todo lo irradia es el altar, el objeto más sagrado del Templo, la razón de su existencia. “Subiré al altar de Dios”, es el versículo del salmista que abre la misa y ese es el único medio de tomar contacto con Dios. Se le saluda, se le besa y se le inciensa. El altar cristiano, es el sucesor de los altares hebraicos en el que yace inmolado el cordero. Moisés construyó un altar al pie del Sinaí, sacrifica y hace dos partes con la sangre: Una es ofrecida al Señor y la otra al pueblo que es aspergido con ella y así sella el pacto entre el Señor y Su pueblo, es la primera Alianza. Sobre el altar cristiano, la sangre de la Nueva Alianza es derramada, ofrecida al Señor y luego distribuida al pueblo sellando la reconciliación del pecador con Dios.

En el Templo de Jerusalén, había varios altares; entre los atrios y el Santo se alzaba el altar propiamente dicho, el altar de los holocaustos en que cada día se celebraba el sacrificio del cordero. En el Santo, con el Candelabro de siete brazos (Menorah), estaban el altar de los perfumes y la mesa de los panes de la proposición (de ofrenda) que eran doce y se cambiaban todos los sábados. Por último, en el Santo de los Santos no había altar sino una piedra particularmente sagrada llamada Shethiyah sobre la que descansaba el Arca de la Alianza.
En el Templo cristiano, el altar mayor es la síntesis de esos distintos altares y de la piedra, en el sentido de que sostiene el Tabernáculo. El Arca, contenía las Tablas de la Ley, la Vara de Aarón y una medida del maná. Ahora, veamos el altar por dentro para captar su simbolismo.

Piedra se dice en hebreo “aben” que también es ben = hijo. Así que la palabra piedra vista desde el hebreo es un criptograma de Cristo que expresa el misterio de su filiación. Si el Templo de piedra es la imagen de la Jerusalén celeste, el Templo espiritual está formado por piedras vivas unidas entre sí por la Piedra Angular que es el Cristo; la Iglesia universal es en la Tierra esa Jerusalén. Las reliquias del Ara, encuentra un apoyo en el texto del Apocalipsis que dice que las almas de los santos están colocadas bajo el altar de Dios. Por otro lado, el altar no es solo el cuerpo de Cristo sino también Su corazón, lo cual determina su función en la vida espiritual del individuo. Sobre este altar del corazón es donde el hombre debe realizar el gran sacrificio santificador.

EL ALTAR, LAS LUCES SOBRE LA MONTAÑA SANTA

Las gradas son también simbólicas, recuerdan que el altar se levantaba sobre la montaña santa y la liturgia sugiere que el altar esté situado sobre el Monte Sión, puesto que ella hace recitar al sacerdote. La montaña, como objeto sagrado, se encuentra en todas las tradiciones y con su cima elevada al cielo invita a subir a Dios, el agua que mana y cae formando ríos es la imagen de las bendiciones del cielo. Los cirios del altar se relacionan con el cirio Pascual que representa la columna de fuego y a Cristo resucitado. Para la misa, es necesario que haya sobre el altar seis cirios, tres a cada lado de la cruz. El candelabro de siete brazos (Menorah) ha pasado del culto judío al cristiano porque pertenece también al Nuevo Testamento. El número siete, es uno de los números sagrados más importantes (3 + 4 = 7) y es el signo de las relaciones Divinas con la Creación ( 3 el mundo Divino y 4 el mundo creado). Los siete brazos de la Menorah, representan a los planetas, siendo el del centro el Sol que da a todos la luz y ese tallo se identifica con Cristo que es el Sol de Justicia.

ESPACIO Y TIEMPO, TEMPLO Y LITURGIA

Las vidrieras deben ser leídas por orden. Las situadas al norte describen la historia del mundo desde el Génesis hasta el fin del Antiguo Testamento; al este está situado el vitral de la Resurrección; al sur los profetas escatológicos anunciando la escena de la Gran Rosa. Recorremos así la historia del mundo desde su Creación hasta la Parusía siguiendo el ritmo del día. La salida del Sol en el Oriente, señala la victoria de Cristo sobre las tinieblas y el mal, representados en el muro sur en que no penetra el Sol. La Rosa de la ciudad santa está al oeste donde se pone el Sol visible que simboliza el fin del mundo y la aparición del mundo nuevo en el que ya no habrá necesidad de él porque el Cordero será el astro luminoso. El objetivo de la liturgia anual, es el de incorporarnos a Cristo al hacernos asimilar todas las fases de Su vida terrena.

SOL JUSTITIAE

La Navidad y la Epifanía son fiestas de luz que den su carácter y poesía al haber sido fijadas en el solsticio de invierno. Los doce días que las separan son la diferencia entre el año lunar de 364 días y el solar de 365. El 25 de Diciembre, era llamado Natalis Invicti o Natividad del Sol invencible, porque habiendo alcanzado el solsticio el punto más bajo empieza a subir en el cielo, a renacer.

Con este texto, terminamos por ahora la Introducción al conocimiento de algunas de las claves catedralicias. El resto, forma parte de otro contexto y otro lugar. Todos los derechos reservados Copy Right 2008 Orden del Temple