Éste suele ser el método más usado en los castillos edificados por los cristianos: El mampuesto. Más resistente que el tapial, más barato que la sillería, y no precisaba de canteros especializados. Valía la piedra sacada del lugar, cortada en bruto y, a lo sumo, con meros retoques para ajustarla en su sitio. Sólo se requería una buena cama de mortero para mantener más o menos alineada la hilada y ya teníamos una fuerte muralla de piedra.

Éste tipo de fábrica se llevaba a cabo mediante dos paramentos que se rellenaban con tierra mezclada con cantería, restos cerámicos o guijarros. Se colmataba con agua y el resultado era una masa de bastante solidez, siempre y cuando los paramentos se mantuviesen en pié, naturalmente. Como se puede ver en la imagen, en el macho se usaron sillares esquineros bien labrados para darle más solidez al conjunto, si bien no era absolutamente necesario. De hecho, hay muchos castillos en los que no se ven más sillares que en las jambas y dinteles de las puertas y, como mucho, en las aspilleras o troneras de cruz y orbe o palo y orbe propias de los siglos XV-XVI. También se usaba para estos menesteres el ladrillo, generalmente en sitios donde la disponibilidad de piedra adecuada o de los artesanos capacitados escaseaban.


En la imagen superior vemos un claro ejemplo de éste tipo de fábrica: En el cubo de la derecha observamos pequeños sillares esquineros. Igualmente, muestra una aspillera fabricada con sillería burda. La puerta de acceso, con jambas y dinteles de sillería bien labrada, así como el matacán qua la defendía. También pueden verse las lajas de piedra usadas para alinear las hiladas de mampuesto, así como el relleno del llagueado. En la imagen superior se puede observar el relleno de los paramentos, en éste caso a base de tierra y cantería. Su grosor es de unas dos varas castellanas, o sea, unos 166 cm. Suele ser el grosor más habitual en las murallas, teniendo los machos espesores mucho mayores, de 2,5 metros e incluso más. Es habitual que veamos en fortificaciones de origen andalusí, fabricadas con tapial, añadidos de mampuesto llevados a cabo por cristianos tras la ocupación de las mismas. La conquista de una plaza no sólo conllevaba las reparaciones de los desperfectos causados durante el cerco, sino también ciertas reformas para adecuarla mejor para su defensa. Todos los derechos reservados Copy Right 2008 Orden del Temple