En estos tiempos en que el mundo se siente sumergido en el error y el ser humano cae a lo profundo del abismo, Cristo es la única Luz que trasciende hasta ese abismo e ilumina todos los senderos.

Los momentos por los que la humanidad pasa hambre, guerras y muerte, la luz de la espiritualidad, esa Luz Crística, se revela como la redentora de todos los seres de la Tierra. Y se revela como la Luz que ilumina todos los caminos.

En este siglo de tanto sufrimiento para el género humano, en que el hombre desciende, impotente para frenar su caída, llega y se manifiesta quien puede endulzar sus días frente a la amargura y consolarlo en su tristeza.

Bienaventurados seremos si detenemos nuestro camino y tomamos un instante para nuestra alma. Porque es tiempo de que pensemos sobre las oportunidades que hemos dejado pasar.

Tierra amada: Yo te inundo de Luz, porque el hombre te inundará de sangre; yo te doy mi Amor, porque el hombre quitará vida de los cuerpos; y Yo el Redentor, vengo a manifestarme para dar al hombre Mi Palabra de consuelo espiritual y repetirle: Que Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida. ¡La Verdad está en tu corazón!, ya que fuiste hecho a imagen y semejanza del Padre Celestial. Por ello está también en ti el Amor.

¿Para qué quieres la vida, si solamente la vida la necesita el humano para rendirle culto a la personalidad, efímera y pasajera? Pierdes tu tiempo, en verdad, y pierdes tu oportunidad, porque la vida del cuerpo es transitoria, de escasa duración.

La vida espiritual es eterna. Por ello el cuerpo es para el mundo y el ser para el Universo. Porque estaremos en él, en la eternidad. El Ser no muere y su morada es el Universo.

Este tiempo en que se cumplen las Escrituras, cuando han dicho así muchos Profetas, Iluminados y Patriarcas: “Llegará el Hijo de Dios para iluminar al mundo, para redimir las almas, y para enseñar el camino”. Yo Soy como la Luz de Oriente que viene a Occidente, no solamente para que se cumplan las palabras de Profetas, Patriarcas y videntes, no, sino para hacer una labor en el mundo, sobre todo, en aquellos que quieren atenderme; en aquellos que quieren escuchar y leer lo que ya he dicho entre vosotros.

Os preocupáis por hacer moradas en la Tierra y ¿cuándo os vais a preocupar por hacer la morada en el Reino de los Cielos?, qué es en los planos superiores donde debéis comenzar ya a buscarme y es fácil que me encontréis en cada uno de vosotros, en el momento en que estéis silenciosos, recapacitando, buscando en Mí Palabra para analizarla y, más aún, para meditar en ella.

Sólo la meditación proporciona abundante luz. En la meditación encontrarás que el orgullo y la vanidad serán humillados. ¡Si la vanidad es quebrantada, destruida y humillada ante la grandeza del amor y la justicia espiritual, la mentira también será humillada ante la verdad que resplandece!

La hipocresía será humillada y desechada ante la sinceridad de los cristianos; el desamor será destruido y humillado ante la bondad de aquel que siente al Cristo en sí mismo.

Apartad de vosotros todo aquello que estorba al Ser; todo aquello que estorba a vuestra alma. Cada uno de vosotros debe buscar en sí lo que le estorba para deshacerse de pesadas cargas, que retrasan el viaje hacia Él, que no está tan lejos, ya que se encuentra dentro de cada uno de nosotros.

En tu cuerpo hay muchas cosas que desconoces de los componentes físicos, pero también en tu Ser hay mucho que desconoces, como Su presencia en nosotros.

Por ello es necesario detener la mente y la mirada, para saber quienes somos y qué alcanzamos, y ver hasta donde podemos llegar.

Cuando aparece tu pena y tu dolor, cuando te sientes solo o enfermo, es cuando aparece la necesidad de buscar a Cristo o al Padre, estableciendo de esa forma la conexión espiritual.

En la vida del hombre nada es inútil. Es útil el dolor, la alegría, es útil hasta el error, porque estudiándolo se evita recaer en el mismo.

El hombre es trilogía, por ello el cuerpo está el mundo, el alma en el Universo y Ser en la Eternidad. Despierta ya, y si quieres sentir, no la trilogía, porque no la entiendas, sino la dualidad, entonces, siéntete Ser y cuerpo, ya que no entiendes que tu alma es la primera para que el espíritu se manifieste, el primer centro y vehículo por el cual el espíritu se hace individualidad. Sin el alma no sería posible.

Si con la mano, tomas de una fuente, de un riachuelo o del mar unas gotas, puedes ver cómo caen esas gotas nuevamente a la fuente de la cual han precedido: Así es el alma. Para distinguir la individualidad de aquellos sin cuerpo, pero que existen sin confundirse con la Única Vida, en que más tarde llegarán a unirse, pero no en un principio, sino hasta que, limpio el hombre de materialismo, pueda entonces unificarse y decir: Soy átomo, pero en el centro de la Grandeza soy una gota de agua del Gran Océano; pero dentro de ese Gran Océano. No quiero estar fuera, no quiero ser la gota que se ve independiente. Quiero estar dentro de Él y Él en mí.

Antes de que esto venga, antes de que el hombre sea Cristificado, tendrá que ser conducido en el mundo por muchos Maestros. Tiene que dejarse conducir por el maestro dolor; tiene que dejarse conducir por el maestro tiempo. Tiene que dejarse conducir también por el maestro amor y por otros Maestros.

Más símbolo son de la realidad que hay que conocer, pero se logrará, utilizando la vida humana, para ir formando la morada, el mejor estado espiritual, donde no buscarás un lugar, sino un estado radiante, luminoso: Un centro de paz, de amor, de dulzura, de ternura, de luz, de vida y de perdón. Eso será cada espíritu, cada Ser del hombre, antes de entrar en la Santa Unidad.

Conocerás muchos mundos y muchos sistemas planetarios y entonces comprenderás lo dicho anteriormente: Que habiendo millones y millones de sistemas planetarios, millones y millones de soles en el Universo, hay también incontables millones de mundos, y que aquello que has vivido en el planeta Tierra es un suspiro en el espacio ante la eternidad de los tiempos y edades del nunca final; y entenderás entonces que no todos los seres de la Creación tienen que pasar forzosamente por este planeta Tierra, porque hay otros planetas y otros sistemas por los cuales las almas tienen otras evoluciones iguales a éste, mejores que éste o inferiores a éste, y de uno pasa al otro.

Es fundamental que mejoremos, ya que falta tanto por conocer y tanto por superar. Tenemos que llegar a planos superiores; pero así, sin vanidad de vanidades, sin mentir, para que no llevemos mancha en los labios; sin hipocresía, para que no sigamos dando vueltas en la reencarnación y la muerte.

Cuando estemos limpios como el rocío, como la luz del alba, entonces nos acercaremos más a esos sistemas planetarios que nos esperan, a vivir sin oír hablar de guerras, sin oír hablar de muerte en cuerpo denso, porque aquellos cuerpos que ya no son tan densos como el nuestro, son sutiles y brillantes y podremos transportarnos en ellos y por ellos cual pensamiento, con la velocidad de este. Tendremos que vivir libremente en cuerpos etéreos, luminosos, en mundos mejores, en planetas superiores, y a ello se le llama: Los grados diferentes de la Mansión celeste.

Hoy nos pesa la materia y para ella pedimos; la amamos mucho y queremos tener la para ella tantas cosas…., pero las ideas cambian, y lo que hoy queremos para la materia, más tarde dedicaremos más al espíritu y menos a la materia.

Hasta ahora no sabemos lo que es gozar, porque en este mundo donde vivimos, todavía no han llegado las grandezas del alma; todavía no vive el espíritu su vida en plenitud, a conciencia; todavía no hemos descorrido los velos; somos como niños en estas cosas espirituales, ¡pero Cristo nos ama!

Si muchos hombres están severamente manchados y otros llevan pequeñas manchas sobre sí, puede un día faltar al hombre el cuerpo físico, puede faltar el aire, o puede faltar la Tierra misma, porque los planetas, como todas las cosas materiales, tienen fin. Pero el amor Cristico y Su presencia en nosotros jamás faltarán. Es el compañero eterno porque lo llevamos en nosotros. Por eso hay muchas maneras de recibir el mensaje Divino de Cristo: Tanto recibiendo el mensaje interior, como lo reciben aquellos que saben escuchar, como si del corazón, como si del cerebro, surgiera un eco, una voz, un mensaje dulce y suave: ¡Es el Cristo que está en el hombre!. Otra manera de recibirlo es a través del éxtasis, que también asume varios grados: Unos alcanzan el éxtasis profundo, en tanto otros sólo logran un sueño superficial; pero entre estos extremos existe una gama de trances que constituyen, todos, una forma de recibir el mensaje espiritual. Pero existe, además, otra forma de recibir el mensaje, aquella que experimentan los Iniciados que Me sienten, lo que empiezan a amar a Dios en cada criatura. Cuando su cuerpo duerme y ellos buscan en el espacio, fuera de sus cuerpos, en espíritu, ser útiles a los demás, por momentos han recibido el mensaje de Cristo.

Aquel que espiritualiza su sueño; aquél que espiritualiza por medio de lectura al final del día, su pensamiento; aquél que espiritualiza su sentimiento, puede llegar a lograr y realizar esto.

¿Cuándo despertaremos un día llenos de felicidad diciendo: Yo fui feliz, vi una Luz Resplandeciente que iluminó mi habitación, pero aquella Luz Resplandeciente me habló; yo no estaba en el cuerpo y habló aquella Luz.

¡El que no siembra amor en la faz de la Tierra, no sabe todavía encontrar el camino por el cual encontrará al Cristo! No sabéis todavía que el símbolo de la semilla celeste es la virtud del alma; la virtud del hombre.

El amor y el conocimiento de las cosas espirituales despertarán en el hombre facultades, dones, gracias, y atributos que están en nuestro Ser, está el símbolo del Santo Uno.

De la fuente milagrosa tenemos en el espíritu poder curativo para curarnos a nosotros mismos y a nuestros semejantes, pero para esto se necesita que dejemos obrar al espíritu a través de la materia.

En el espíritu tenemos también, no solamente bálsamo para curar, no solamente amor para dar, sino también algo de sabiduría puesto que somos, en parte, a semejanza del Padre; y el amor y la sabiduría ayudarán a aumentar ese poder, y entonces podremos curar sólo con el pensamiento amoroso. ¡Dar es recibir en el Reino de los Cielos!.

El Cristo nos invita, a que sigamos adelante para que conozcamos que hay una riqueza interior en nosotros, que desconocemos, y es que somos espiritualmente hablando, los Hijos de Dios, y no nos hemos dado cuenta, porque no sabemos dónde está nuestro caudal, y sin embargo, está en nosotros mismos.

Al igual que el Padre, con el poder de Su Mente, de la Voluntad y de la Conciencia Divina, formara esas cadenas de sistemas planetarios, nosotros estamos formando nuestro mundo y nuestras formas astrales de los pensamientos buenos o malos que nos rodean y están rodeándonos como nuestras criaturas mentales, como las fuerzas blancas o grises surgidas de nosotros, que nos aprisionan y nos acompañan a donde vamos. Por tanto, formas tu pequeño mundo en tus ideas y en tus pensamientos; mientras el Padre forma el Gran Cosmos, el Gran Universo, tú formas en tu mundo de pensamientos, lo que eres capaz.

Ahora necesitas saber cómo son tus criaturas mentales; cual es su vibración, su poder y su color y su alcance; cómo son aquellos pensamientos que han salido de tu mente, tal vez no sean puros todavía, pero debes hacerlos blancos, porque a eso has venido, a ser grande y fuerte, a purificarte, a crecer en poderes y a conocer lo desconocido, porque lo desconocido no podrás conocerlo en tu personalidad humana porque ahí todo está limitado, al hombre sólo llega lo que el hombre alcanza a retener; pero el espíritu retiene más que el hombre tú sabrás mucho y es necesario que te prepares para saber más que hoy. Sabrás utilizar lo que es el espíritu; cómo es la mente, cómo es la voluntad, cómo es la conciencia, que son atributos, son facultades tuyas, espiritualmente hablando, y ello es a semejanza del Padre y con ellas el Padre formó lo que existe.

Vosotros que habéis llevado tantos nombres y que venís tantas veces a reencarnar y cada vez con un nombre y una personalidad, y que también de ello os habéis olvidado.

¿Cómo vais a recordar entonces, dentro de un mes o dentro de siete días, lo que en estos momentos se comenta?. Solamente el espíritu memoriza, el espíritu del hombre lleva más que el hombre en su materia, y por eso, si vosotros dejáis que vuestro Ser analice, que vuestro Ser retenga y memorice en la memoria espiritual, podréis llevar la enseñanza del Cristo y será más amplia y verdadera.

Curad a los enfermos por el poder del espíritu, con el bálsamo del espíritu, y amadles con el Don y la Gracia Espiritual y la facultad de amar que Dios nos ha concedido. Cristo curaba a los enfermos con Amor, y no hay potencia que supere a la Potencia Amor, ni soberbia que supere a la Verdad.

El Padre Celestial al pensar en cada uno de nosotros en Su Pensamiento Creador, pensó en Sus hijos libres y felices, para desarrollar sus poderes espirituales. Por lo tanto, es un error pensar que Él nos formó para llorar y para sufrir y para pasar forzosamente por las penas, los dolores y las angustias. Somos nosotros los que al contravenir las Leyes Universales nos encontramos con las consecuencias anteriores.

No todas las almas evolucionantes pasan forzosamente por la Tierra. En el peregrinaje evolutivo la mayor parte de la Creación evoluciona sin conocer siquiera la Tierra, el planeta donde nosotros vivimos. Entonces, en esas rutas del infinito, en esos diversos caminos, el alma, aprovechando su libre albedrío, se acerca a la atmósfera en donde queda para densificar su cuerpo o para sutilizarlo, de acuerdo con el ritmo que sostiene en su vida y mente espiritual. Pocas son las almas, en comparación con la Creación, que conocen este pequeñito planeta Tierra y este pequeñito sistema planetario y este pequeño Sol que sentimos grande.

No hay ningún cerebro de matemático que alcance a resistir las cuentas, ya no digamos Cósmicas, sino del sistema planetario entre los habitantes encarnados y desencarnados: Por eso sólo Dios conoce Su Creación infinita, porque también Él es Infinito….. .

¿Acaso alguno de nosotros puede contar las gotas de los mares o las gotas de una fuente?.

Tampoco podemos entender la Creación del Padre Celestial, y se equivocan cuando dicen que es Él quien nos está dando dolor. Ni una lágrima, ni una sola viene porque Él la mande, vienen porque nosotros las hemos formado con nuestro ayer y así, efectivamente, los niños sufren siendo niños, sin haber violado las Leyes Divinas: He ahí la certeza de la reencarnación- porque antes vivió aquella alma en otros cuerpos, alentó en otra vida, otras materias y está pagando lo que hizo.

Quien quisiera negar la reencarnación será poco entendido en la lógica y sobre todo será poco entendido en las Leyes Superiores de las Causas y Efectos. No se puede comprender que el alma viva una sola vez en un solo cuerpo y que ahí termine la misión.

Hay quien dice: ¿Cuántas veces tendremos que encarnar?… . Cuantas sean necesarias. Si doscientas veces necesitáis hacerlo en este planeta, doscientas veces o más encarnaréis en este planeta. Os aseguro que cada vez que venimos a la Tierra a encarnar, es una oportunidad que el Padre Celestial nos concede. No debemos desaprovechar esa oportunidad.

¿Tenemos verdadero espíritu de arrepentimiento de un ayer; tenemos unánime voluntad de amarnos los unos a los otros con el perdón espiritual?.¿Tenemos disposición plena de desmaterializar nuestras vidas, de espiritualizarlas, además de unirlas con la Causa Suprema?. El Padre Celestial dice: Mi Paz y Mi Amor os dejo, Mi Paz y Mi Amor os doy.
Los hombres del mundo hacen sus leyes; pero por encima de las leyes de los hombres están las Leyes Divinas, que forman la Causa Suprema que rige los mundos y que hace el Éter vibrar.

Autor: Sion de Bouillon

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