NOVENA ESTACIÓN. JESÚS SE ENCUENTRA
CON LAS SANTAS MUJERES.
CON LAS SANTAS MUJERES.
Lo seguían mucha gente del pueblo y mujeres que se daban
golpes en el pecho y se lamentaban por Él. Jesús se volvió a ellas y les dijo:
“Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi, llorad por vosotras y por vuestros
hijos”. (Lucas 23, 27-28)
golpes en el pecho y se lamentaban por Él. Jesús se volvió a ellas y les dijo:
“Hijas de Jerusalén, no lloréis por mi, llorad por vosotras y por vuestros
hijos”. (Lucas 23, 27-28)
ORACIÓN: Oh Dios,
concédenos una fe firme, sincera y fiel, como la de las mujeres que seguían a
Jesús por los senderos de Galilea. Que, al igual que ellas, sepamos estar
atentos a las necesidades de los demás; que, como María de Betania, escuchemos
a tus pies Tu Palabra de Vida y que como tu Madre, al final del camino,
permanezcamos a tu lado, junto a la cruz de los demás, acompañando en el dolor
y sembrando semillas de esperanza.
concédenos una fe firme, sincera y fiel, como la de las mujeres que seguían a
Jesús por los senderos de Galilea. Que, al igual que ellas, sepamos estar
atentos a las necesidades de los demás; que, como María de Betania, escuchemos
a tus pies Tu Palabra de Vida y que como tu Madre, al final del camino,
permanezcamos a tu lado, junto a la cruz de los demás, acompañando en el dolor
y sembrando semillas de esperanza.
DÉCIMA ESTACIÓN. JESÚS ES
CRUCIFICADO.
CRUCIFICADO.
Al llegar a un lugar llamado Gólgota, que significa la
calavera, dieron a Jesús de beber vino mezclado con hiel; pero Él lo probó y no
quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos a suerte, y se
sentaron allí para custodiarlo. Sobre Su cabeza, pusieron la causa de Su
condena: “Este es Jesús, rey de los judíos”. Con Él, crucificaron a dos
ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban por allí, le
insultaban moviendo la cabeza y diciendo: “¡Tú que destruías el templo y lo
reedificabas en tres días, sálvate a tu mismo si eres Hijo de Dios y baja de la
cruz!. (Mateo 27, 33-40)
calavera, dieron a Jesús de beber vino mezclado con hiel; pero Él lo probó y no
quiso beber. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos a suerte, y se
sentaron allí para custodiarlo. Sobre Su cabeza, pusieron la causa de Su
condena: “Este es Jesús, rey de los judíos”. Con Él, crucificaron a dos
ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban por allí, le
insultaban moviendo la cabeza y diciendo: “¡Tú que destruías el templo y lo
reedificabas en tres días, sálvate a tu mismo si eres Hijo de Dios y baja de la
cruz!. (Mateo 27, 33-40)
ORACIÓN: Oh cruz de
Cristo, sólo tú puedes dictar el juicio que nos condena; sólo tú nos revelas el
loco amor de Dios. Oh cruz de Cristo, concédenos en los momentos más difíciles,
no caer en la desesperación, sino a tus pies, para que Aquél que fue levantado
en ti, nos atraiga a todos hacia Él, en Su paradójica gloria.
Cristo, sólo tú puedes dictar el juicio que nos condena; sólo tú nos revelas el
loco amor de Dios. Oh cruz de Cristo, concédenos en los momentos más difíciles,
no caer en la desesperación, sino a tus pies, para que Aquél que fue levantado
en ti, nos atraiga a todos hacia Él, en Su paradójica gloria.
DÉCIMO PRIMERA ESTACIÓN. JESÚS
PROMETE SU REINO AL BUEN LADRÓN.
PROMETE SU REINO AL BUEN LADRÓN.
Uno de los criminales crucificado, le insultaba
diciendo: “¿No eres Tú el Mesías?. Sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el
otro le reprendió diciendo: “¿Ni siquiera temes a Dios tú que estás en el mismo
suplicio?. Nosotros estamos aquí en justicia, porque recibimos lo que merecen
nuestras fechorías, pero este no ha hecho nada malo”. Y decía: “Jesús,
acuérdate de mi cuando vengas como rey”. Y le contestó: “Te aseguro que hoy estarás
conmigo en el Paraíso” (Lucas 23, 39-43).
diciendo: “¿No eres Tú el Mesías?. Sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el
otro le reprendió diciendo: “¿Ni siquiera temes a Dios tú que estás en el mismo
suplicio?. Nosotros estamos aquí en justicia, porque recibimos lo que merecen
nuestras fechorías, pero este no ha hecho nada malo”. Y decía: “Jesús,
acuérdate de mi cuando vengas como rey”. Y le contestó: “Te aseguro que hoy estarás
conmigo en el Paraíso” (Lucas 23, 39-43).
ORACIÓN: Jesús, cada
uno de nosotros es simultáneamente el malhechor que blasfema y el malhechor que
cree. Acude en mi ayuda en mi falta de
fe. Estoy clavado en la muerte, y sólo me falta gritar: “Señor, acuérdate de mi
cuando llegues a tu Reino”.
uno de nosotros es simultáneamente el malhechor que blasfema y el malhechor que
cree. Acude en mi ayuda en mi falta de
fe. Estoy clavado en la muerte, y sólo me falta gritar: “Señor, acuérdate de mi
cuando llegues a tu Reino”.
DÉCIMO SEGÚNDA ESTACIÓN. JESÚS EN LA CRUZ, CON SU MADRE Y EL
DISCÍPULO.
DISCÍPULO.
Estaban de
pie junto a la cruz de Jesús, Su Madre, María de Cleofás, hermana de Su Madre y
María Magdalena. Jesús, al ver a Su Madre y junto a Ella al discípulo
preferido, dijo a Su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al
discípulo: “Ahí tienes a tu Madre”. Y desde ese momento, el discípulo se la
llevó con Él. (Juan 19, 25-27).
pie junto a la cruz de Jesús, Su Madre, María de Cleofás, hermana de Su Madre y
María Magdalena. Jesús, al ver a Su Madre y junto a Ella al discípulo
preferido, dijo a Su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al
discípulo: “Ahí tienes a tu Madre”. Y desde ese momento, el discípulo se la
llevó con Él. (Juan 19, 25-27).
ORACIÓN: Mujer, toda
ternura, toda belleza. Mujer fuerte y digna, que guardas todas las cosas en tu
corazón, ruega por nosotros. Guardiana de la adopción. Madre de todos los
hombres, salve, llena de gracia, el Señor está contigo.
ternura, toda belleza. Mujer fuerte y digna, que guardas todas las cosas en tu
corazón, ruega por nosotros. Guardiana de la adopción. Madre de todos los
hombres, salve, llena de gracia, el Señor está contigo.
Orden del Temple+++