Es muy inusual, que hoy en día, no siendo en éste círculo o similares, se pueda entender a “Un Templario de Hoy”. Es más, casi sin esforzarme mucho puedo cerciorar que es más difícil ser aceptado por lo que la sociedad no reconoce. Y es que en los tiempos que corren, la actitud que adopta en la vida y ante sus semejantes un Templario de Hoy es casi impensable, por no decir impensable completamente para la sociedad tal y como está impuesta.
En nuestra Regla nos comprometemos a los votos de Pureza, Humildad y Desinterés. Al verdadero Templario estos votos no le cuesta llevarlos a cabo, no los tiene que incorporar en su vida cotidiana, pues ya los traía él o ella consigo. El problema al respecto lo encuentran aquellos que dicen ser, y sin conocerse así mismos se engañan; antes o después el engaño se destapa, es ley de vida.
Vivimos rodeados de vicios (materiales, físicos, alimenticios, pensamientos, acciones, promiscuidad, etc….). ¿Cómo entiende la sociedad a una persona pura, fuera de todos estos vicios? Simplemente no lo hace, pues como actúa un Templario de Hoy, no es normal (palabra mal empleada a mi juicio, pues en vez de considerarme no normal, más bien me consideraría no habitual).
Humildad, divina palabra; y digo divina, porque ¿dónde se encuentra hoy la humildad? Oímos hablar por doquier, y ¿quién no es mejor que otro en su profesión, en sus ideas, en su comportamiento, etc….?. Todos sabemos más que el que tenemos enfrente y si nos equivocamos para qué vamos a reconocerlo, no?, eso sería una humillación.
Pero si se pensara un poquito más en el prójimo (incluyendo consanguinidad) en vez de cada uno en uno mismo, y pudiésemos reconocer abiertamente que nos equivocamos, que no siempre tenemos la razón absoluta, que no podemos mandar ni organizar la vida de los demás, que no tenemos o hemos adquirido un conocimiento mejor o más amplio, simplemente estaríamos desarrollando esa palabra tan olvidada, la Humildad. ¿Tan difícil resulta?, parece ser que así es.
Respecto al Desinterés, pues casi más de lo mismo. Miro a mi alrededor, y ni siquiera los niños, que se supone son “inocentes”, conocen el desinterés, nacen ya sabiendo que les pertenece y que no. Que teniendo lo mismo y si se puede algo mejor que el de al lado pues mucho mejor. Lo mío es mío, y lo tuyo si puede ser mucho mejor también. Machacar y desacreditar a los demás por llegar más alto, ya sea al nivel que sea, está a la hora del día; como dicen hoy los jóvenes, “es lo que se lleva”.
Bien, con esta pequeña introducción quería hacer un poco de reflexión hacia todos los que estamos aquí presentes, para dar mi testimonio de cómo vive Un Templario de Hoy. Y es que, si ya es difícil vivir y luchar contra una sociedad, que no me cansaré nunca de marcar como materialista y tirana; más difícilmente es ser Un Templario de Hoy, como yo me considero. Pero no me rindo, porque aunque seamos pocos, sé que somos.
Soy como siente mi corazón.
Siento como siente mi corazón.
Actúo como siente mi corazón.
Pienso como siente mi corazón.
Doy incondicionalmente como siente mi corazón.
Amo sin pedir nada a cambio, como siente mi corazón.
Ayudo sin interés como siente mi corazón.
Me entrego en cuerpo y alma como siente mi corazón.
Lucho contra la injusticia como siente mi corazón.
Soy Madre como siente mi corazón.
Mi corazón, es, siente, actúa, piensa, da, ama, ayuda, se entrega y lucha, porque la llama del Cristo está en él.
Si eres un Templario de Hoy, serás, sentirás, actuarás, pensarás, darás, amarás, ayudarás, te entregarás y lucharás, como sienta tu corazón y no te dejarás guiar por los estereotipos marcados por una sociedad que de esos valores poco entiende, y aunque te miren y te señalen como “no normal”, seguirás los pasos que te guían, los del corazón.