Queridos hermanos y hermanas nuestros:
El espíritu de Juan, ha llegado hasta nosotros por medio del Evangelio y el Apocalipsis que llevan su nombre. El último capítulo de su Evangelio, deja entrever este extraordinario hecho, cuando el Cristo dice a Pedro: “Si Yo quisiera que éste permanezca hasta que Yo venga ¿a ti qué? (Juan XXI)”. Según la tradición, Juan murió a una edad avanzada, pero su espíritu no murió ni desapareció con él.
Es cierto que existe una ligera confusión entre los dos “Juanes”, el Bautista y el Apóstol-evangelista; los dos, están íntimamente relacionados con Jesús el Cristo y su manifestación terrenal, pero sus figuras aparecen perfectamente armonizadas la una con la otra, así como sus misiones respectivas. El Bautista es el Profeta Precursor de la venida del Mesías; el Apóstol, es el Profeta de Su retorno; y la transmisión del relevo fue admirablemente dispuesta por la Providencia. El Bautista muestra a su joven discípulo el Cristo, señalándolo con el dedo y diciéndole: “¡He aquí el Cordero de Dios!”, invitándole así a seguir sus pasos. A partir de este momento, el joven Juan evangelista no abandonará a su nuevo Maestro, siguiéndole hasta el Gólgota y será en este instante supremo de sacrificio glorioso, en que el Cristo lo consagra como modelo de discípulo y primogénito de la Nueva Humanidad creada por Él, Nuevo Adán y por María, Nueva Eva, y confiándole a Su madre, la Virgen María.
A partir de aquí, Juan ha representado lo que podríamos llamar la Iglesia interior o esotérica; la vía interna, encaminada a edificar el santuario del Espíritu en nuestro corazón, a través del Verbo, la Palabra. El discípulo amado y fiel, es el heraldo del Maestro Divino, encargado de transmitir Su Revelación a la humanidad en su aspecto espiritual más profundo. La doctrina esotérica del Cristo transmitida por él, ha sobrevivido a pesar de las persecuciones sufridas por sus adeptos. Ha sido hasta la actualidad, el Pan de Vida de algunos Iniciados de dentro y fuera de ciertas órdenes Iniciáticas y religiosas, a través de un método de Iniciación basado en el texto del Cuarto Evangelio y el Apocalipsis.
Es así pues, como el espíritu de Juan, que se celebra el 27 de Diciembre, ha llegado hasta nosotros. Es el espíritu del discípulo cristiano, el espíritu de entrega, de servicio, de sacrificio y si no, no lo es, pues las palabras de amor no significan nada, si no se sustentan en estos tres componentes del amor Crístico. El amor al prójimo solo alcanza su verdadero sentido en su relación con el amor Divino, que es fuente y meta de todo. Sin esta relación, el amor humano es pura ilusión. Por eso es poco razonable hablar de amor, sin el conocimiento de la voluntad de Dios.
Dios es amor. A Dios, nunca lo vio nadie, y si nosotros nos amamos mutuamente, Dios permanece en nosotros, y Su Amor, es en nosotros perfecto.
Con este Sendero del Grial, esperamos retomar el contacto diario con nuestros hermanos, amigos y seguidores, si es que las inclemencias de la atmósfera no nos lo impiden. Les deseamos a todos, que en este nuevo año, tengamos la oportunidad de recibir mutuamente, la alegría del reencuentro de los hijos dispersos, para caminar juntos y trabajar por los planes del Cristo y estar bajo el manto de Nuestra Señora Santa María.
Reciban nuestras bendiciones, y el agradecimiento por su fidelidad al trabajo que realizamos para la Gloria de Dios.
Orden del Temple+