Autora: Hna. M.V.+
Hace poco me propusieron engañar a una persona, que fácil se me presento todo, la otra persona no sabía nada, no se dio cuenta de nada, no llevaba control de nada y nadie sabía nada. La oportunidad era propicia y nos beneficiaba económicamente pero al escuchar la propuesta no titubié y mi respuesta fue inmediata. No. ¿Como podía hacerle eso a una persona que había confiado en mí?. ¿Cómo podía aprovecharme de esa manera de tantas personas de escasos recursos que se habían esforzado en hacer ese trabajo?. ¿Cómo podría dormir tranquila?. ¿Con que cara podría dirigirme a mis hijos, a los que constantemente les digo que uno tiene que obrar bien, te vean o no te vean?.
Entonces agradecí al Señor por no permitir que me desviara de mi camino, agradecí porque a pesar de que eso nos convenía económicamente supe decir no y también le agradecí por escucharme cuando le pido que me ayude a ser una mejor persona. Entonces pensé cuán fácil es a veces mentir y engañar cuando se te presente la oportunidad pero realmente depende de la voluntad de cada uno el hacerlo o no. Hoy en día vemos que esto se hace diariamente, sin importar el daño que podríamos ocasionarle a otras personas y a nosotros mismos, es por eso que es de gran importancia reflexionar al respecto y hacer que predomine la verdad en nuestras palabras, actos y pensamientos.
Non Nobis
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