El pan nuestro de cada día, dánosle hoy
El imperativo que abre esta petición nos sitúa en comunión con nuestros hermanos. Vuelve el pronombre “nuestro” del principio. Del “tú” de peticiones anteriores, volvemos ante nuestro Padre.
El pan es el alimento. Dejando de lado diferentes opiniones sobre si se trata de pan material o espiritual, nos quedamos con la interpretación en que ambos significados son necesarios para nosotros. El pan es aquí realidad y símbolo. Estamos ante una de esas palabras enraizadas en la experiencia humana que tiene plurisignificado. El pan nuestro, es el alimento necesario para vivir. Presentamos esta súplica en solidaridad con todos los que padecen hambre, sintiendo las necesidades y sufrimientos de todos.
El “hoy”, nos transmite sensaciones y experiencias de provisionalidad, asumiendo nuestra condición de peregrinos y caminantes en esta etapa de nuestra evolución. El pan de hoy, es el pan para el camino, necesario para no desfallecer, y con el rico significado que encierra el término “pan”. Estamos pidiendo también para el camino, el amor, la justicia y la libertad.
Mientras los exegetas discuten sobre el significado del término traducido “por cotidiano” o “de cada día”, millones de personas a diario mueren de hambre. En este problema, debemos centrar nuestro empeño y compromiso. Pan, para llegar a mañana. El drama del hambre en el mundo sitúa la petición en un tremendo realismo y más cuando vivimos en una época en que gracias a los adelantos y la técnica, toda la población mundial podría ser abastecida de alimentos, si los países desarrollados y los mercados económicos, no se hicieran con el dominio y la gestión de los principales alimentos, que a veces, la mayoría, para mantener la balanza de pagos y otros términos del mismo estilo, son destruidos en vez de ir a alimentar a esa ingente muchedumbre que muere por inanición. ¿Somos o no responsables-solidarios de la gran familia humana?.
(continuará)
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