Hay que sentirse con paz y contento, aunque  nos haya tocado perder muchas veces, sentirse unidos a los hermanos y hermanas, porque no debemos esperar de ellos o ellas otra cosa que hacerles el bien por amor al Señor, y veremos que experimentando esa paz y alegría, no se puede comparar a lo que se siente cuando uno sale favorecido en todas las cosas.