Claustro Mudejar

Este ejemplo arquitectónico raro en España, está levantado dentro de la antigua plaza de armas o fortaleza. Es un edificio casi cuadrado, adherido al muro del templo por la parte norte, defendido por cuatro torreones cilíndricos y tres torres en el lado de poniente. La plaza fue convertida en claustro en el siglo XIV. Tiene el claustro dos plantas de forma rectangular, con arcos desiguales típicamente almohades.

La contemplación de este monumento, nos permite reflexionar sobre el encuentro de dos civilizaciones junto al altar de la Señora: La cristiana y la musulmana, maravillosamente unidas en este singular edificio.

Claustro y Templete central

En el centro del jardín se levanta airoso el Templete, de planta cuadrada, erigido en 1.405 por Fr. Juan de Sevilla, monje del monasterio. En esta glorieta, se combinan armónicamente el gótico de elevada espiritualidad, con el árabe sensorial y humano. El pequeño edificio de dos cuerpos, realza su esbeltez en portadas, arquerías, molduras y capiteles. Una pirámide rematada en cruz, corona la obra.

La piedad del claustro, nos invita a contemplarlo despacio, saboreando la lejanía de seis siglos. Arriba en la planta principal, murmura la vida del convento (la comunidad Franciscana). Dios está entre los muros y frondas de este claustro. Los frailes son el alma de las bellas galerías, donde cantan a la Virgen y enseñan a todos el amor y la humildad.


Claustro

Si nos detenemos en los ángulos, nos habla de Dios un sepulcro de alabastro, de estilo gótico, esculpido por Anequín Egas en el siglo XV. En él, vemos la estatua yacente de Fr. Gonzalo de Illescas ex prior del monasterio muerto en 1.460 cuando era obispo de Córdoba. De él nos dicen los códices, que era un hombre generoso en dar limosnas “para casamientos de doncellas pobres y huérfanas”. En el lado de las sepulturas de los priores, se alza la capilla de Santa Cecilia, de traza mudéjar, aunque el altar y la figura de la mártir son de estilo barroco.

Cerca de la portería está la antigua capilla de San Martín, primitiva Sala Capitular del convento. En su recinto, se celebró en 1.492, la conferencia de los Reyes Católicos con Cristóbal Colón, para ultimar la partida hacia el Nuevo Mundo.

A la izquierda de la entrada de esta capilla, hay una suntuosa escalera de estilo plateresco del siglo XVI. Consta de dos arcos gemelos y preside el frontón una efigie de María. Frente al antiguo refectorio, hay un bello Lavatorium que conserva aún el alicatado de vidriados alizares. La taza es copia del original de Juan Francés, colocada actualmente en el baptisterio de la Basílica.

En la galería baja del claustro, vemos 29 cuadros de traza antigua, que pintó Fr. Juan de Santa María, monje del monasterio que murió en 1.670. Los temas de los lienzos, aluden a la historia y prodigios de la Virgen de Guadalupe, y aunque el valor artístico de los mismos es escaso, tienen importancia por su mérito ambiental, ya que testimonian la devoción del pueblo y la protección de la Señora, recogiendo las antiguas leyendas e iluminando el recinto con fulgores de milagros, caridad y piedad cristiana.

(Continuará)

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