El Coro
Se ingresa en él por dos grandes arcos en que terminan los antecoros y está situado sobre la entrada de la iglesia a 8 metros de altura. Un balconaje de bronce lo cierra por la parte del templo. El pavimento, es como el de los antecoros: De mármol blanco y gris. La anchura del coro es de 14 metros de ancho, por 27 de largo y 23 de altura hasta la clave de la bóveda. Se ilumina por varias ventanas que dan al Patio de los Reyes. En los lados y el testero, se halla la sillería, que comprende dos órdenes de asientos, altos y bajos, siendo su arquitectura coríntia y diseñada por Juan de Herrera y ejecutada por el ebanista italiano Giuseppe Flecha, en maderas finas como la caoba, ácana, ébano, terebinto, cedro, boj y nogal. Las sillas altas son iguales a las bajas, excepto en su largo respaldo, del que arrancan columnas que sostienen una cornisa con sus adornos formando un dosel.
En el centro del testero de la zona de Poniente, se halla la silla prioral de una bellísima arquitectura de origen coríntio, con 16 columnas sobre ella. El número de sillas de ambos coros es de 124 y la última del ángulo derecho del testero, es la que siempre ocupó Felipe II cuando asistía a los Oficios Divinos en este Coro. Es una silla un poco más ancha que las demás y tiene a su lado una puertecita por donde el rey entraba y salía, recibiendo además los recados sin molestias para la Comunidad.
En medio de las paredes laterales del Coro, hay dos grandes órganos uno frente a otro, colocados sobre la sillería alta, la que soporta dos balcones corridos con barandas de bronce dorado donde se colocaban los cantores. Las cajas de los órganos son de madera de pino de Cuenca muy bien dorada.
Felipe II encargó su construcción al más famoso organero de Europa, maese Gil Brevost, quien falleció durante la obra y al que le sucedieron sus hijos.
De una barra de hierro de 20 metros y de 30 arrobas de peso (345 kilos), pende del centro de la bóveda una magnífica lámpara de cristal de roca, formada por cuatro pavos reales que unen en el centro sus colas extendidas, terminando por la parte superior en un águila sobre un medio globo. Esta lámpara de 27 luces, fue hecha en Milán adquirida por el Marqués de Astorga para regalarla al rey Carlos II, el cual la donó al Monasterio en 1.676.
Pieza notable también, es el facistol que hay a la entrada del Coro, que se asienta sobre cuatro pilastras de bronce dorado y en ellas se apoyan varias gruesas barras de hierro que sirven para mover el grandioso facistol. Tiene forma de pirámide truncada y sobre la cornisa hay cuatro bolas de bronce y remata con un templete con una cruz griega y una estatuilla de la Virgen atribuida a La Roldada. El facistol mide 4,50 metros de alto.
(Continuará)
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