Los hombres deseamos la paz, pero no puede haberla entre nosotros, mientras veamos lo negativo en nuestro prójimo, mientras critiquemos, rechacemos y condenemos a nuestros hermanos. Pero en cuanto cambiemos nuestra manera de apreciarles, en cuanto veamos lo positivo en nuestro prójimo, sin tener en cuenta lo que él piensa, lo que dice, cómo es o actúa, entonces también nuestra alma será más luminosa, clara y pura.

Entonces sentiremos las corrientes del Amor y la Misericordia del Cristo, que a través de nuestra consciencia nos dice: “Mira, hijo mío, si tú ves lo bueno en todo, entonces llegarás a ser desinteresado, recibirás la fuerza del Amor y de la Sabiduría, habrá paz en tu alma y en tu corazón. Lo que hay todavía de negativo en ti, tus causas y tus anomalías, poco a poco serán transformadas por Mi, el Amor eterno. No te lamentes ni te quejes. Yo estoy en ti y tu carga la llevo contigo”.

La nueva mentalidad que debemos conquistar, es el amor desinteresado, pues entonces encontraremos la Paz del Cristo en nosotros y habrá paz en la Tierra entre los discípulos del Cristo. Reconozcamos que Él nos ha llamado y llama a muchos, para llevarnos a realizar las leyes eternas y así encontrar la paz, y a través de todos nosotros, traer el Reino de la Paz a esta tierra.

Reconozcamos que muchos hombres están afuera, tímidos, llenos de temor y angustia, y ¿por qué?. Porque ven lo contrario, lo negativo en su prójimo , y a través de ellos incrementan esta fuerza contraria en el prójimo y en ellos mismos. La crítica genera crítica, el desprecio genera desprecio y el odio genera odio. De todo ello, resultan los antagonismos, las luchas y las guerras. Es una cadena que se debe romper. Es un aspecto de vuestra misión de Soldados y discípulos del Cristo, Maestro Redentor de todos.

El nos llama a caminar por el sendero del amor desinteresado, a ver lo bueno en todo, como lo ve Él. No miremos las faltas y las debilidades de nuestro prójimo , miremos hacia su interior, ahí donde está el Espíritu del Cristo, Su destello Redentor y en él, el amor, la fuerza y la solidaridad, que es la irradiación alegre y desinteresada de una conciencia desarrollada. Entonces, en verdad, seremos seres solares y atraeremos muchos hermanos.

(continuará)

 
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