La presencia de los Templarios en Tierra Santa, les dio ocasión de proporcionar a la sociedad de su tiempo militares, cronistas, sabios filósofos, hábiles arquitectos, poetas, banqueros, intrigantes y traidores, pero también santos prodigiosos.
La guerra y la santidad no eran fáciles de compaginar, pero el monje soldado, entrega su vida para santificarse, como refleja su hábito: Manto blanco (signo de pureza, inocencia y castidad) y cruz de tela roja que significa el martirio.
En el medioevo, la figura del monje era el arquetipo de la santidad, si bien el número de los que quieren vivir su fe fuera de los claustros es cada vez menor. Así, se proponen modelos de vida que den ejemplo a toda la cristiandad. San Agustín, fue uno de los ideólogos de la guerra santa y que eran legítimas las emprendidas bajo una orden Divina y para buscar la paz. Del concepto de guerra justa al de guerra santa no hay más que un paso y la Iglesia dio ese paso para promocionar las Cruzadas, y los caballeros conseguían indulgencias para alcanzar la santidad y el cielo. La perfección del modelo será el de Caballero-Monje, eficaz y disciplinado. Han nacido los Militia Christi, la caballería celeste ensalzada por San Bernardo, cuyo máximo exponente es la Orden del Temple.
Los mártires Templarios de Palestina, son santos al estilo de los “cuerpos heroicos”, venerados por los griegos clásicos. Son héroes que han muerto en el campo de batalla con muestras de valor y entrega, más allá de lo que la razón exige. Los santos-guerreros del Temple, serán venerados en las capillas de sus castillos y Encomiendas y en ellas serán colocadas sus armas. Pero éstos, están alejados del esoterismo de la Orden y son solo mártires muertos por la fe, según el modelo de los Macabeos del antiguo Israel, porque incluso los guerreros se entregan al martirio sin resistencia, predicando una fe pacifista que es la esencia del primer cristiano.
Los santos Templarios se asemejan más a los mártires guerreros del Antiguo Testamento, porque ellos no hunden sus raíces solo en el cristianismo, sino en una tradición anterior e incluso su nombre, no responden a una fórmula cristiana, sino que se refiere a la vieja alianza de Israel. ¿Por qué están integrados en la fe de Salomón?, porque al erigirse custodios del Templo bíblico, se estaban asimilando a los levitas custodios del Templo y del Arca de la Alianza de Dios.
En época medieval, la totalidad de los cristianos consideraban sagrada la ciudad de Jerusalén por haber ocurrido allí el drama de la muerte de Jesús, pero los Templarios tenían una visión más amplia como ciudad simbólica.
Por ello, escogen el lugar de emplazamiento de su Casa Madre el Templo de Salomón israelita, y el Santuario de la Roca islámico y a sí mismos, Caballeros del Templo de Salomón, están dando su idea de ciudad santa, que puede referirse no solo a la Jerusalén bíblica cuyo templo ha desaparecido ni a la futura Jerusalén apocalíptica, puesto que ella carecerá de templo alguno. ¿Y que otra Jerusalén nos queda?. Le enigmática ciudad bíblica de Salem, trono del rey-sacerdote Melkisedec, enigma asumido por el Temple.
El templo es acondicionado a sus necesidades y convierten el Santuario de la Cúpula de la Roca en su iglesia madre, consagrándolo bajo el ambiguo título de Templo del Señor, mostrando un respeto inusitado para su época, y las únicas obras son de carácter simbólico: Un altar para el culto y mosaicos con inscripciones simbólicas en los muros.
Los soldados de Cristo no son lo que parecen, luchan por la defensa de Tierra Santa, pero su relación con el Islam es ambigua porque tienen relación con los israelitas del Anciano de la Montaña y los Ashisshin de Alamut, acabando los primeros pagando tributos a los caballeros. ¿No será que la doctrina del Anciano de la Montaña tiene interés para el Temple?, porque el primer anciano Hassan Sabbah se educó en Ispahán, donde estudió la fe islámica y el zoroastrismo; luego en la Casa de las Ciencias de El Cairo, donde se empapó de viejas creencias egipcias a través de los coptos. Estamos pues, ante lo que es la política de la Orden de acercarse a las demás religiones, puesto que si éstas separan a los pueblos, la búsqueda de Dios es lo que puede unirlos.
Los israelitas se organizan como el Temple, son guerreros místicos que residen en castillos-monasterios. Los Ribats visten túnica blanca y franja roja, y sus Grados son: Refilc (caballeros), Fedavi (escuderos) y Lassik (hermanos), gobernados por un jefe supremo que es el Anciano de la Montaña. Ya vemos que personajes tan poco heterodoxos como San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino fueron influidos por los Hermanos de la Sinceridad, islamistas, cuya filosofía fue la base del credo de la Orden de los Assisshin, que pasó al escolastismo cristiano a través de las obras de Avicena y el sufí Al-Ghazzali.
Los Templarios no actuaron a tontas y a locas cuando escogieron el Santuario de la Cúpula de la Roca como su iglesia madre, ya que conocían el sagrado símbolo del edificio del esoterismo islámico-hebraico y no tuvieron problema en traducirlo a su gnosis, considerándolo como templo del Grial y manifestando esa creencia mediante la presencia de un recipiente simbólico que contenía la sangre de Cristo. La Cúpula al igual que el Templo de Salomón y el Templo del Grial, era considerada el centro del mundo, por ello los Templarios junto al Grial, guardaban un Lignun Vía patriarcal, cuya madera se dice que procedía del Árbol de la Vida y simboliza el punto central de la Creación; y junto a esos símbolos ardía una candela de oro, señalando el lugar donde María, la Gran Madre, había presentado a Jesús en el Templo, el día de la Purificación (fecha de la Candelaria, 2 de Febrero), como manifestación terrena de la Luz Divina, surgida del seno de la Madre Tierra.