Godofredo de Bouillon, quedó reconocido como rey de Jerusalén y defensor del Santo Sepulcro, y se consideraban feudatarios de él todos los estados de Antioquia. Los cruzados desistieron de reconocer el mutuo acuerdo de la teórica soberanía del emperador de Constantinopla ya que argumentaban, que los territorios los habían conquistado ellos.
Entre las leyes y disposiciones con las que Godofredo inició su reinado en Jerusalén, fue la fundación de la Orden de los Caballeros Hospitalarios, quienes además de la protección armada, estaban obligados a la asistencia a los enfermos y peregrinos, así como la Orden del Temple lo hicieron en el recinto del Templo, y con los años levantaron castillos y fortalezas en diversos lugares, ya que el número de caballeros que ingresaban en estas órdenes iba en aumento, sin contar con la enorme cantidad de sirvientes y escuderos que poblaban cada fortaleza levantada, como por ejemplo en el famoso castillo de Krak en el condado de Trípoli.
De aquella época data la difusión de la lengua francesa en Siria, porque aparte de la participación caballeros de otros países, los franceses y flamencos lograron desde esta primera cruzada, infiltrar su idioma con carácter oficial en los principados. Otra nueva orden germánica fue creada, con el nombre de Orden de los Caballeros Teutónicos o Hermanos de la Casa Alemana, para protección de los peregrinos alemanes.
Sería un relato interminable sobre las incidencias ocurridas en las nueve Cruzadas, que salen del objetivo de estos textos. De manera muy abreviada, diremos que cuando el poblado de Edesa cayó en manos de los turcos, en Europa se levantó la voz de Bernardo de Clairvaux para predicar una segunda Cruzada, que el rey francés Luis VII apoyó, junto con el emperador alemán Federico Barbarroja, pero sufrieron una tremenda derrota en 1.149. A los treinta y cuatro años después, el sultán Saladino tomaba Jerusalén. Se organizó entonces la tercera Cruzada, en la que murió Federico después de conquistar Junia. Saladino fue derrotado y hubo de entregar el puerto de Acre.
Los ejércitos cristianos, no lograban consolidar sus triunfos, por lo que se llegó a organizar una cuarta Cruzada compuesta por 30.000 franceses, bajo el mandato del niño Esteban y 20.000 niños alemanes dirigidos por Nicolás, porque se creyó que sólo los puros conseguirían evitar los fracasos de las Cruzadas. De todos aquellos niños, la mayoría perecieron durante las inclemencias del camino y el resto cayó en la esclavitud de los turcos. De una forma u otra, Occidente perdió el entusiasmo en las siguientes Cruzadas, cuyo grandísimo sacrificio dio unos resultados tan exiguos, por lo que en 1.291, con la caída del puerto de Acre, los cristianos abandonaron las posesiones en Tierra Santa.
(continuará)
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