Puede decirse en este sentido que el propósito
de la Creación
era precisamente éste: Crear un vehículo (el humano), capaz de cosechar una
serie de experiencias destinadas a enriquecer al Gran Arquitecto del Universo,
como dijo el Maestro Jesús: «Al Espíritu le ha sido dado carne y hueso para que
pueda aprender quien es». En efecto, cuando una persona posee un potencial
creador, le surge (si no está aletargada) la necesidad de ejercitarlo, para
comprobar cuales serán los resultados. Y en este caso, éstos no se ajustaron a
los planes primigenios. Y por una razón bien sencilla: El libre albedrío, el
regalo supremo que Dios le concedió al ser humano.

Por culpa de,
o gracias a su libre albedrío, Pinocho pudo burlar los proyectos de Gepetto de
llevarlo al colegio y hacer de él un hombre de provecho; lo mismo le ocurrió al
Creador. Los hombres se desviaron todo lo que pudieron de sus planes; en vez de
recorrer, uno tras otro, los distintos pueblos, a algunos les dio por aferrarse
a ellos (a los pueblos), como uno se engancha a una droga, perpetuándose por un
tiempo prolongado en la misma raza, lo cual era contrario a toda evolución. De
esta forma invalidaban las enseñanzas proporcionadas por el Genio regente del
pueblo en cuestión, ya que repetían el curso encarnación tras encarnación. El
resultado fue que los pueblos que profesaban un amor excesivo a su raza fueron
dispersados para favorecer así su fusión con otras gentes no pertenecientes a
la misma raza. Pero los hubo que, en el colmo de la tozudez y del desconocimiento
total de los planes del Creador, aún encontrándose alejados de sus tierras, aún
siendo dispersados, volvían a formar núcleos compactos en los que no dejaban
penetrar a nadie ajeno a su raza; pero ésta es otra historia
.

El hecho
es que el hombre fue desgajándose cada vez más de sus raíces Divinas llegando,
como ocurre ahora, a renegar de ellas por completo. Y precisamente en este
momento en que hemos alcanzado un punto de inflexión, debemos empezar a
recorrer el sendero al revés, es decir, emprender el camino de vuelta. Los 72
Genios han de ayudarnos a conseguirlo.

La
personalidad de cada Genio ha sido creada ex profeso para el fin perseguido, es
decir, para el programa que tiene que difundir. Veamos cómo se lleva a cabo
esta operación : Las 22 letras del alfabeto sagrado,  representan cada una un determinado estado de las energías cósmicas. Cuando la Divinidad desea escribir una frase determinada (es decir, crear algo en el
mundo físico), moviliza su pensamiento para juntar determinadas letras y se
forma una palabra que contiene un potencial preciso, del que emana eternamente
una clase de energía, que ha de dar lugar a una realidad concreta en el dominio
del pensamiento, de las emociones y en el mundo material.

En lo que se
refiere a los Genios, el material energético que encierran las letras que
componen sus nombres procede de los ángeles, los cuales tienen la virtud de
poder desprenderse de su propia esencia sin verse mermados por ello. Si un
hombre da un riñón, se queda sin él, pero en las esferas superiores no ocurre
lo mismo, se puede dar un sentimiento, un pensamiento, sin provocar ninguna
merma. Así sucede con los cuerpos angélicos, y ellos nos han dado su propia
sustancia para que pudiéramos comprender la mecánica del Universo. Estos
Genios, formados con esencias angélicas, tamizaron el alimento espiritual y
disminuyeron su frecuencia vibratoria para que no cayera sobre nosotros con
todo su esplendor y nos anonadara, o sea que convirtieron el «bistec» en
papilla para que el ser humano no se atragantara con él, lo dividieron en
asignaturas que podemos ir aprobando, vida tras vida, hasta obtener el diploma
definitivo de seres humanos realizados.

Los 72 Genios
están agrupados en nueve Coros, formados cada uno por ocho Rostros Divinos:
Serafines, que trabajan en la esfera cabalística de Kether; Querubines, en la
esfera de Hochmah; Tronos, en Binah; Dominaciones, en Hesed; Potencias, en
Gueburah; Virtudes, en Tiphereth; Principados, en Netzah; Arcángeles, en Hod y,
finalmente, Ángeles, en Yesod.

Orden de Sión+++