Hay cuatro rutas principales en Francia que iban en dirección a España: París, Arlés, Le Puy en Velay y Vezelay. Estas ciudades era donde se concentraban los peregrinos que venían del resto de Europa y esos itinerarios históricos, a principios del siglo XII quedaron fijados en la Guía del Peregrino, que es el libro V del Codex Calixtinus. Esas rutas francesas, antes de llegar a la frontera española, tenían muchos alicientes, al verse en su recorrido a los extraordinarios Santuarios franceses, a la vez que hacían a las personas relacionarse con otros focos de cultura, comercio y economía de otros países.

La gran ruta desde París o vía Turonensis, era la que utilizaban los peregrinos procedentes de las Islas Británicas, así como los de Flandes y la zona septentrional de Francia. Su primera etapa era Orleáns y después el camino llevaba hasta Tours, donde se encontraba la Basílica de San Martín, apóstol de las Galias.

Posteriormente, se llegaba a Poitiers, donde en una famosa batalla, se había cortado la invasión musulmana que se había extendido desde España. Allí estaba el sepulcro de San Hilario, y una etapa más adelante en la ciudad de Saintes, se encontraba el Santuario de San Eutrope. En Blaye, estaba sepultado el caballero Roldán, héroe del tiempo de Carlomagno, muerto en la batalla de Roncesvalles.

En Burdeos, con su devoción a San Serrín, comenzando después Las Landas en Belín, sepulcro de los caballeros de Carlomagno. En la población de Ostabat, había un hospital para los peregrinos, donde confluían tres rutas, para desde San Jean de Pier de Post, cruzar por Roncesvalles y entrar en la ruta española hacia Santiago.

La ruta central francesa hacía una diagonal desde Vezelay hasta llegar al Sur hasta Ostebat. En su largo recorrido, había muchos lugares famosos, empezando en el mismo Vezelay con su Basílica románica dedicada a Santa María Magdalena. La pequeña ciudad, rodeada de fortificaciones, estaba en una pequeña colina, y durante los siglos XI y XII fue un lugar importante de aglomeración de peregrinos, y donde en 1.147, San Bernardo de Clairvaux predicó la segunda Cruzada. En esta ciudad se bifurcaba la ruta para cruzar el río Loire y ambas iban por caminos distintos hasta llegar a Limoges donde volvían a unirse.

La ruta de Nevers, la más oriental, pasaba por San Leonard, donde estaba su sepulcro, siendo este santo redentor de cautivos y allí se acumulaban como ofrenda las cadenas que dejaban los que habían sido cautivos. Al llegar a Limoges, con el Santuario de San Marcial, el camino baja recto hasta los Pirineos, hasta confluir en Ostabat y seguir hacia Roncesvalles.

La vía Podiensis, se iniciaba en Le Puy en Velay, desde donde partían los peregrinos alemanes y borgoñeses que procedían de Colonia, Estraburgo y Génova, hasta confluir en Lyón. La ciudad de Le Puy, tiene unos asombrosos picos volcánicos y en el más agudo de ellos, hay una capilla románica. En su Catedral, Notre Dame de Puy, donde vemos a una Virgen Negra y una curiosa piedra de obsidiana de grandes dimensiones, que aseguran tiene procedencia druida, se reunían los peregrinos antes de comenzar el viaje.
(continuará)
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