Lo que caracteriza la caridad cristiana, tanto en lo externo como en su naturaleza profunda y Divina, es que nos hace amar como ama Jesús, por Su amor por nosotros, y sólo el amor que nos une a Cristo y “…el amor derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado..” (Romanos 5, 5), nos hacen capaces de amar de ese modo.
Se comprende así lo que nos pide el amor y no se podría comprender si no conociéramos el corazón de Cristo. Existe un modo de conocer a Cristo que es indispensable para hacernos descubrir lo que requiere la caridad en sus manifestaciones más externas, concretas, humildes y grandes. Hay algunos matices de delicadeza de ternura, respeto por el prójimo y de infinita misericordia que ni podemos conseguir ni contemplarlas en el corazón de Cristo y si Cristo no vive en nosotros.
Sin esto, nos vemos reducidos en materia de caridad, a aproximaciones y a veces a falsificaciones. El ejercicio de la caridad, se ve por decirlo de alguna manera, racionalizado por nuestra visión limitada. Yo no creo que sea posible poner en práctica los mandamientos de Jesús y a la vez esforzarnos por ser perfectos como el Padre Celestial lo es, sin que haya un mínimo grado de contemplación de Cristo.
Al igual que ocurre con los santos, que de alguna manera son auténticos contemplativos de Cristo, aunque no pretendo clasificarlos si son más contemplativos que activos según su relación con Jesús, sino sólo según el estado de su vida exterior.
El mismo San Ignacio ya hizo mención de ello, y enseñaba que había que ser contemplativo en la acción. Esta exigencia contemplativa en nuestra vida como seguidores de Cristo y teniéndole como espejo en el que mirarnos, es hoy tan importante que el mundo con el que estamos comprometidos nos solicita de muchas y variadas formas, tanto desde el punto de vista de la predicación y divulgación de Su Palabra, como en las obras de caridad. No le sabremos seguir sin un crecimiento en la contemplación. Cuanto más complejo y pesado se hace el cuerpo, más fuerte y viva debe ser el alma. Una falta de crecimiento en la contemplación, puede provocar un desequilibrio.
Hermanos, Hermanas, Dios, a través de las circunstancias de la vida actual, llama a un progreso y desarrollo de Su mensaje, así que no podemos permanecer sordos a Él.


Non Nobis


Orden de Sión+++