Autor: Hno. M.A.R:+

CONOCER A CRISTO

Sería necesario que nos hiciéramos la siguiente pregunta: ¿Deseamos conocer a Cristo?, ¿podemos conocerlo?. Muy frecuentemente, os abandonamos a un conocimiento demasiado vago y sentimental. ¿Qué idea tienen de Dios la mayoría de los creyentes?. Es cierto, que un estado de gracia puede vivificar un conocimiento, aunque aún muy imperfecto, pero me refiero aquí, a la plenitud objetiva del verdadero conocimiento de Dios y del Verbo encarnado.
El Espíritu Santo, actúa en los corazones, pero cuando pensamos en Jesús, nos lo representamos de alguna forma conocida o familiar, como un estereotipo y esta representación, es necesariamente imaginativa, y a veces está en correlación con imágenes que recibimos de nuestra infancia y nuestra educación, pero las más de las veces, esta representación del Señor, permanece demasiado humana, es incompleta por no decir deformada.
Una persona no creyente que estudiase las Escrituras y el Evangelio en concreto, sería capaz de hacernos un retrato de Jesús, de describirnos sus reacciones y resumirnos Su doctrina, pero… ¿conocería por esto a Cristo?. Lo conocería sólo desde el punto de vista racional y humano, aunque llegase incluso a sentir por Él, en cuanto a hombre, simpatía o amor.
Los apóstoles, a pesar de presentar el misterio de Su mesianidad, tuvieron ante todo, un conocimiento de Cristo basado principalmente en su experiencia sensible : Lo vieron y oyeron, y la intuición espiritual de la fe, se fue consolidando poco a poco, hasta permitirles llegar al verdadero Conocimiento personal y propiamente Divino de Cristo. “Vpsptrps, ¿quién decía que soy Yo?”…. “Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. (Mateo 16, 25-17).

(continuará)

Orden de Sión+++