Señor, ¡cuantas veces somos Pedro!. Te negamos tantas, tantas, tantas veces…..
Jesús vuelve ante Caifás que lo llevan ante Pilatos. Se quedaron en el pretorio para no cometer impureza y poder así comer la Pascua.
Salió Pilatos y les dijo: ¿De qué acusáis a este hombre?.
Si no fuera un malhechor no te lo entregaríamos.
Lleváoslo y juzgadlo según vuestra Ley.
No estamos autorizados a dar muerte a nadie
Dijo Pilatos de Jesús ¿Eres tú el rey de los judíos?.
Tu lo dices, YO SOY rey y he venido al mundo para ser testigo de la Verdad.
Entonces Pilatos lo mandó azotar.
Tus azotes son nuestros malos actos, nuestras malas palabras, nuestros perversos pensamientos. ¡Perdona a tu pueblo, Señor!.
Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza.
Después, le echaron por encima un manto de color púrpura y le decían ¡Salve, rey de los judíos!. Y le daban bofetadas y se burlaban de Él.
Esa corona rodeando tu cabeza…. ¿como empleamos nuestra inteligencia?
Nos parece imposible como se burlaban de ti. Pero, ¿caemos en la cuenta de que nosotros también lo hacemos cuando abandonamos al débil, al indefenso, a las personas con discapacidad, a los ancianos, a las mujeres, a los inmigrantes….?
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