Los destrozos personales (II)
Ø          En el
plano del Espíritu humano: Prácticamente todos los medios de comunicación,
promueven el pensamiento materialista y dominador, inclusive varias
organizaciones que se pretenden “Iniciáticas”, atraen a personas con la
posibilidad de conseguir “poderes supra-normales”. Muchos de los que dicen
buscan el Conocimiento, en realidad lo hacen para adquirir poderes de
dominación y por intereses egoístas.
                                                
La falta de generosidad, el egocentrismo, el individualismo exagerado,
impiden una verdadera apertura hacia la vida espiritual. Y la razón cartesiana
como el espíritu llamado “científico”, bloquean o estorban la adopción de los
criterios espirituales, los únicos que son capaces de acercarnos a las cosas de
Dios.

La lista completa de los estragos y efectos negativos de la vida
moderna sería interminable. Estos ejemplos bastan para agudizar nuestras conciencias
sobre el grave problema que debemos afrentar, y sobre la urgente necesidad de
emprender nuestra Regeneración.

Si de veras queremos hacer parte de la Nueva Humanidad.
Si de veras queremos conocer la Era
Nueva y vivir el Milenio de paz, amor y espiritualización.
Si de veras queremos llegar a ser Hijos del Padre.
Los datos previos que hemos estudiado, nos habrán convencido de iniciar
cuanto antes un verdadero proceso de Regeneración, que debería llegar a ser
para nosotros una cuestión de vida o muerte, pues si lo  conseguimos, entramos en la Vida verdadera y si fallamos,
seremos abocados a esperar la muerte común de los humanos que no consiguen
vencer a la tinieblas.
El
Divino Maestro, lo dice claramente en el Evangelio de Juan, Capítulo V, el
Capítulo de la
Regeneración: “Llega la hora, dice Jesús, y es ésta en que
los muertos escucharán la voz del Hijo de Dios y los que la escuchen  vivirán…. El Hijo da Vida a los que quiere…En
verdad os digo, que el que escucha mis palabras y cree en el que me ha enviado,
tiene vida eterna y no es condenado, sino que ha pasado de la muerte a la Vida”.
Hemos
oído las palabras del Cristo Redentor y Regenerador, pues la Redención es
Regeneración; el pago del rescate es sólo una metáfora. Él nos ha abierto el
camino, nos ha indicado la vía a seguir, pero si no hacemos nosotros el camino,
no se produce la Redención,
pues Dios os deja libres para decidir y respetar nuestra decisión.
Hemos
oído sus palabras, pero estas palabras, todavía, no han penetrado en nosotros,
porque de otra manera, ya estaríamos transformados. La vida, es una  elección permanente, todos los días y en todo
momento decidimos nuestro camino, consciente o inconscientemente, la mayor
parte del tiempo inconscientemente, bajo el peso de la rutina o del reflejo
adquirido. Si la Palabra
del Cristo ha penetrado en nosotros, será ella la que nos oriente hacia la vida
superior. Esto significará, que nuestra decisión es de seguirle
irrevocablemente; seguir sus pasos hacia la Resurreción, hacia la
transmutación, la decisión de no ahorrar ningún esfuerzo, ningún sacrificio,
para seguir el camino que nos ha abierto y nos indica. Si, hermanos míos, la Regeneración es
posible integralmente, ya sin esperar la muerte y la transmutación también.
Las
palabras del Cristo son Espíritu y Vida, Su Palabra es la Verdad absoluta y Él ha
prometido a sus discípulos que podrían hacer todas las cosas que Él hizo y
cosas más asombrosas todavía. El Hijo del Hombre, se ha regenerado en tal punto
al cargo de sus 40 años de vida, que ha llegado a ser el Hijo de Dios,
dejándonos el poder de hacer lo mismo, tal como lo proclama el Prólogo de Juan.
Ninguna duda puede resistir a la Palabra del Verbo, tan luminosa y potente como
el rayo del Sol.

(continuará)

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