Las columnas
Los dos capiteles situados al lado del altar, expresan magníficamente este concepto de Dualidad, tan caro a los Templarios y a los alquimistas. En el de la izquierda, destaca una admirable deposición de la Cruz y entre las figuras que componen la escena, se puede apreciar a una mujer apoyando la mano en la mejilla, en la postura de aflicción típica de la iconografía bizantina, casi seguramente, la Virgen Dolorosa y parece verse supuestamente, entre los hombres que parecen tirar del cuerpo del Salvador, como para quedarse con una “chispa” de la Divinidad, Nicodemo y José de Arimatea, él que lleva la copa, el sagrado Grial, para recoger la sangre real del Cristo, aquí representado efectivamente, con una corona regia, la misma que refulge en el crucificado de madera, único adorno del ábside, y la escrita JHS (Jesús Hombre Santo), en vez del tradicional INRI. En el capitel de la derecha, los ángeles del Señor se aparecen a unas mujeres, las tres Marías que se acercan al sepulcro de piedra, encontrándolo vacío y con la lápida levantada.
Dos de las mujeres, llevan en las manos sendas copas, quizás con ungüentos. Las copas, símbolos del Conocimiento y del Saber, aparecen llevadas por un hombre y por unas mujeres. Unas manos femeninas y manos masculinas, coronando las dos columnas. ¿Jakin y Boaz del Templo de Jerusalén?, que sujetan el Velo del Conocimiento y que en el Tarot se representan al lado de la Gran Sacerdotisa. Para comprender y penetrar la realidad, hay que contar con nuestra parte femenina, yin, que son la intiución, la sensibilidad y la emotividad, y con la parte masculina, yang, la lógica, la razón y la coherencia, para activar el hemisferio derecho e izquierdo de nuestro cerebro. Los mismos ordenadores de expresión contemporánea del conocimiento y la comunicación, fundamentan todo su sistema de funcionamiento sobre el 0 y el 1.
En Torres del Río y Eunate, se observa, y no parece ser resultado de la casualidad, que existe una cierta complementariedad entre las dos iglesias octogonales navarras. Ambas evidencian planta octogonal, pero en Eunate, el octógono es irregular, mientas el polígono que diseña la base de la iglesia de Torres, es casi perfecto. Sólo una puerta da acceso al Santo Sepulcro y está situado al Sur, el lado de la luz. Eunate tiene dos puertas, actualmente se entra por el Oeste, más la portada principal, que presenta el célebre arco simétrico al de la cercana iglesia de Olcoz, se abre hacia el Norte, la parte más oscura y fría, donde es muy poco frecuente encontrar entradas y menos en templos románicos de dimensiones reducidas.
El cuerpo del templete de Torres, es decididamente recogido, compacto, y se eleva con armonía hacia arriba. La total apertura de sus “cien puertas”, caracteriza el volumen estructural de Eunate, cuyo desarrollo arquitectónico es esencialmente horizontal. La Virgen de Santa María de Eunate, es el objeto de devoción en una y el Cristo del Santo Sepulcro se venera después de su inauguración en la otra. Características señaladamente femeninas y masculinas, marcan el perfil de estos dos singulares edificios sagrados, diferenciándose en su semejanza. ¿Nos encontramos tal vez con la alusión a un templo solar y un templo lunar?.
Non Nobis
Orden del Temple+++