Autor: Monseñor F.A.
Tenemos un buen ejemplo en Jesús: Él no mentía nunca, pero hablaba en metáfora y en parábola a quienes no estaban preparados, y directamente a quienes sabían escuchar.
BENDITO, EL QUE TENGA OJO PARA VER Y OÍDO PARA ESCUCHAR.
No podemos ponernos primero yo y mi verdad, y dejar que los hermanos o lo que se esté haciendo, sufran las consecuencias de mi falta de Secreto y de Silencio; la Verdad puede destruirse fácilmente, si se adquiere sin esfuerzo ni preparación; si creo que ya sé, no adquiero más Verdad, y me quedo limitado en mí mismo y en la ayuda verdadera a los demás; debo mirar constantemente mi ego, para poder romper constantemente mis límites; en la Verdad necesitamos tener cuidado, con esos argumentos con los que me miento a mí mismo.
Contesté: Ayúdame a alejarme del camino de la mentira; pondré siempre en mi boca palabra de Verdad; guardaré Tus palabras, y así los soberbios no me enredarán con mentiras; si con mentiras me persiguen, me mantendré en la Verdad y rechazaré toda senda de mentira.
La Verdad es Justicia, no caiga nunca en falsedad, libra mi alma de tener labio mentiroso, aparte la falsía de la boca y arroje el enredo de los labios.
Sé que si tengo lengua mentirosa, siembro pleitos entre hermanos; que quien habla verdad, descubre la Justicia; que el justo nunca dice palabra mentirosa.
Se me insistió:
El Salvador de vidas es el testigo veraz.
El que no sabe no es prudente, sólo quiere manifestarse a sí mismo; responde antes de escuchar; lo que es para él , necedad y confusión.
A oídos de necio no hables, se burlará de la prudencia de tus dichos.
Adquiere la Verdad y no la vendas; asumir el don que recibes de Mí, implica decir adiós al descanso; siempre tendrás que estar vigilante.
Si para que la Verdad viva debes perderlo todo, piérdelo; pero ten cuidado que no se corrompa por tu causa.
Lleva siempre en tu alma, la Verdad; que siempre esté en ti, el que lleva la Espada de Luz.
Non Nobis
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