Autor: Monseñor F.A.
Tenemos que ser de confianza y saber guardar la Verdad y el Secreto, hasta que sea eficaz su revelación.
Tenemos que tener cuidado en no mentir nunca en ninguna circunstancia, pero a no confundir ésto, con mi impaciencia, mi falta de serenidad, o las ganas de que los demás me entiendan y me valoren.
Los misterios que también Jesús reveló secretamente y demostró reservadamente, hay que seguir protegiéndolos de la curiosidad, hasta que sea su momento; y para ser eficaces en ello, siempre es útil mejorar mi vivencia de la verdad y la falsedad.
Se nos irán revelando, cuando seamos encontrados preparados y comprometidos, a mantener el Secreto. Todo lo que sea, el mejorar defender la Verdad, el saber guardar silencio, el saber hablar cuando hay que hablar, el saber callar cuando hay que callar, … nunca es tiempo perdido; hay que poner antes la eficacia en el trabajo que nos hayamos comprometido a realizar y a nuestros hermanos, que a nosotros y nuestra verdad. Discrección no es mentir, mentir no es rentable.
Hay un ejemplo como otros en Marcos 4, cuando habla de las enseñanzas públicas de Jesús, con parábolas, símbolos, alegorías, frases veladas, … hasta que en 4.10 dice: “Cuando estuvo solo con sus estudiantes y con los doce, le preguntaron por la parábola, a lo que les dijo.- a vosotros os es dado poder conocer directamente el Reino de Dios, pero a los de fuera o incrédulos, por parábolas todas las cosas, hasta que no malinterpreten”.
Ser verdadero, estar siempre en la Verdad, no incluye decir la verdad a quien no esté preparado, vaya a malinterpretarlo o a hacer un mal uso de ello. La Verdad incluye el Secreto y la Prudencia; el no mentir nunca en ninguna circunstancia , no incluye el ponerme yo y mis decisiones antes, y no Escuchar cuando tengo que hablar y cómo, y cuando tengo que callar y guardar silencio.
(continuará)
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