La tercera religión universal, ya que surgió después del judaísmo y el cristianismo, es el islamismo y una de las que cuenta con más adeptos, unos 434.000.000 de personas aproximadamente. Está instaurada de manera especial en el norte de África y la mayor parte de Asia. Los pueblos árabes la profesan casi en su totalidad, habiendo también gran cantidad de seguidores en la India e Indonesia.

El islamismo nació en Arabia, en el siglo VII d.C., siendo su origen mas claro que el cristianismo y el budismo, ya que hay abundante documentación al respecto, aunque como todas las religiones, también tiene muchas leyendas en su seno.

El fundador del islamismo fue el profeta Mahoma, un árabe que vivía en la Meca, y el cual se supone que recibió de Dios una serie de revelaciones, que fueron transcritas al libro sagrado llamado El Corán, para ser transmitidas a los hombres. Este libro, es el principal libro sagrado de los mahometanos, así como el Pentateuco es de los judíos y los Evangelios de los cristianos. El profeta Mahoma nada escribió, ya que al parecer era analfabeto, aunque a su muerte, quedaron apuntes de sus aforismos y sentencias, que se registraron en diferentes épocas. Sobre el año 650 bajo Omán, que fue el tercer sucesor de Mahoma, esos apuntes fueron reunidos en una colección a la que se llamó Corán, que significa lectura. Se declaró que ese libro era sagrado y había sido escrito por el profeta en persona, bajo el dictado del arcángel Jebrail (Gabriel) y que los fragmentos que no se incluyeron se destruyeron.

El Corán se compone de 114 capítulos o suras, sin orden alguno, solo han puesto los más largos al principio y los cortos al final. Los suras de la Meca, los primitivos y los de Medina, del periodo posterior, están entremezclados, repitiéndose muchos conceptos, así como las alabanzas a Alá, que se alternan con preceptos varios, prohibiciones y amenazas para el más allá, que sufrirán todos los infieles. Este libro, no tiene un buen desarrollo literario como sucede en los Evangelios, es más bien un texto rudimentario y sin elaborar. La otra parte sagrada musulmana es la Suna o Somna, compuesta de leyendas sagradas llamadas Hadis, que se refieren a la vida, milagros y enseñanzas de Mahoma. No todos los musulmanes aceptan este último texto, y a los que si, se les llama sunitas.

La primera biografía de Mahoma que nos ha llegado, fue redactada por Ibn Izhak, de Medina en el siglo VIII. Sabemos que Mahoma vivió entre los años 570 y 632, predicando su religión primeramente en la Meca, donde consiguió pocos seguidores, pasando posteriormente a Medina, y allí si logró reunir a muchos adeptos, los cuales le prestaron su ayuda para someter a la Meca y luego la mayor parte de Arabia, bajo la bandera de la nueva religión.

Condiciones históricas del nacimiento del Islamismo

Desde tiempos muy remotos, Arabia estuvo poblada por tribus semíticas, que son los antepasados de los árabes actuales. Muchos de ellos vivían en ciudades dedicándose al comercio, artesanía y agricultura, y otros eran nómadas en el desierto, dedicándose a la cría de ganado.

La Meca se convirtió en el centro religioso de los árabes, y en el santuario de la Kaaba, re reunieron los objetos de culto de las diversas tribus. En el siglo VI, comenzó en Arabia la decadencia del comercio en caravanas, ya que las rutas comerciales se desplazaron hacia Irán, por lo que surgieron choques entre las tribus, haciéndose sentir la necesidad de una unión, que poco después se reflejó en el terreno ideológico, el cual fomentaba la fusión de los cultos tribales y la veneración a un Dios único.

La prédica de Mahoma

En este ambiente desplegó su prédica el profeta, aunque nada nuevo había en ella, si se la compara con las doctrinas de judíos y cristianos. Lo fundamental, era la severa exigencia de venerar exclusivamente a Alá y someterse a Sus designios. La misma palabra Islam significa obediencia.

La gente que rodeaba a Mahoma, reaccionaba ante su prédica con desconfianza, y hasta con hostilidad, incluso los jefes de su propia tribu, la coreiquita, y era porque esa nobleza comercial, recelaba de que el abandono del culto de los dioses tribales, pudiera quebrantar la importancia de la Meca como centro religioso y por lo tanto económico.

Mahoma se vio obligado a huir a la Meca junto a sus adeptos, hégira que tuvo lugar en el 622, y que es tomada por los musulmanes como punto de partida de la era musulmana. Mahoma halló en el oasis agrícola de Medina, un terreno más favorable para sus objetivos de propaganda, ya que los vecinos eran rivales de la nobleza de la Meca y bastante hostiles a ella, y así tuvieron la oportunidad de atacarla. Varias tribus apoyaron a Mahoma y por fin se apoderó de la Meca en el 630.

Los jerarcas de su tribu coreiquita, se vieron pues obligados a adoptar la nueva religión, y la importancia de la Meca creció aún más.

La doctrina mahometana

Cuando muere Mahoma en el 632, la nueva doctrina aún no estaba formada y sus premisas fundamentales, podían extraerse del Corán, a pesar de lo caótico del texto, que más tarde fueron desarrollados por los teólogos musulmanes.

El dogma islámico es muy sencillo. El musulmán, debe creer en la existencia de un solo Dios, Alá; que Mohammed fue Su enviado-profeta; que antes Dios había enviado a otros profetas como Adán, Noé, Abraham y Moisés bíblicos y el Jesús de los cristianos, pero que sin duda Mahoma, es superior a ellos. Que existen ángeles y espíritus malignos, llamados dijinns los últimos, heredados de las antiguas creencias árabes, y que no siempre son malévolos; que se hallan bajo el poder Divino y cumplen Su voluntad. Que el último día del mundo los muertos habrán de resucitar y todos recibirán la adecuada recompensa por sus obras: Los justos, venerarán a Dios en el Paraíso y los pecadores e infieles arderán en la Gehena. Por último, que existe una predestinación Divina, pues Alá ha señalado de antemano su destino a cada ser humano.

El Corán presenta a Alá como un ser dotado de cualidades netamente humanas, que tan pronto siente ira hacia los hombres como los perdona.

Ama a unos y odia a otros, al igual que el Dios judío y cristiano, y predestina sin una causa razonable, a algunos hombres a la vida justa y a otros a la delincuencia y tormentos después de la muerte. No obstante, tanto el Corán como los Evangelios, atribuyen a Dios la misericordia, el perdón, etc. Las principales cualidades de Alá son Su potencia y grandeza infinitas, por eso, el principal precepto del Corán exige la obediencia total e incondicional del hombre a la voluntad de Alá.

Así como es sencillo el dogma islámico, son simples sus mandamientos y rituales que se resumen de la manera siguiente:

· Oración obligatoria cinco veces al día en un horario establecido.


· Ablución antes de la plegaria.

· En caso de haber tocado algo impuro, pagar un impuesto que irá en beneficio de los pobres, aunque de hecho van al fisco.
· Un ayuno anual, en el décimo mes, llamado Ramazán o Ramadán que dura todo el mes.
· La peregrinación a la Meca sagrada al menos una vez en la vida.

Cada uno de éstos preceptos, aunque no sean duros y difíciles de cumplir, admiten excepciones y atenuantes en casos necesarios. Si no hay agua para las abluciones, se puede sustituir por arena o polvo. El ayuno no es obligatorio para los enfermos y viajeros, que deberán cumplirlo más tarde; y el ayuno musulmán, a diferencia del cristiano, implica la completa abstinencia de comida y bebida desde la salida a la puesta de Sol, pero hasta el amanecer, les está permitido comer y beber a voluntad y entregarse a toda clase de placeres.

Sus ritos y prohibiciones, son similares a las de los judíos, como por ejemplo, es obligatoria la circuncisión en los varones, pero no a los recién nacidos sino de los 7 a los 10 años de edad. Está prohibido comer carne de cerdo; confeccionar imágenes de Dios, como reproducir a cualquier ser vivo, hombre o animal, para no dar oportunidad a la veneración de ídolos. Está también prohibido beber vino, pero esto no se cumple en todas partes. Otro de sus preceptos importantes, es el de la guerra santa o djihad, cuya existencia es muy natural, puesto que el movimiento mahometano surgió de la necesidad que tenían los árabes de unirse y conseguir tierras.

El Corán expone claramente este precepto: Durante ocho meses al año, pues los otro cuatro se consideran prohibidos, hay que combatir a los paganos e infieles, exterminarlos y apoderarse de sus bienes. (Corán cap. 2, págs. 186-190; cap. 3, págs. 5,29,36, 74 y otras). En esto se manifiesta nítidamente el rasgo característico del islamismo, que presenta una gran intolerancia frente a otras religiones, a pesar de que sus teólogos, daban otras interpretaciones a la guerra santa, ya que manifestaban respeto por la gente que posee la “escritura”, es decir, los judíos y cristianos, lo cual es fácil de comprender, ya que la ideología del islamismo germinó en el terreno de estas religiones, simplificándolas mas tarde. Los predicadores musulmanes, incluso hoy día, incitan repetidas veces a los creyentes a librar la guerra santa contra todos los infieles.

La ética y el derecho

La ética es bastante rudimentaria: Se prescribe ser justo, devolver bien por bien; mal por mal; ser generoso, ayudar a los pobres, etc. Aquí no hay preceptos morales irrealizables como en el cristianismo. La moral familiar y la relación entre sexos, reflejan los conceptos del régimen patriarcal-clánico. La mujer es un ser subordinado, creado por Alá para servir y dar placer al hombre, pero no obstante el Corán, reconoce derechos humanos y civiles de la mujer, condena la excesiva crueldad del marido y establece los derechos de la mujer respecto a la dote y la herencia.

Este régimen patriarcal, dice que todos los musulmanes son iguales ante Dios, pero las diferencias económicas, la riqueza y la pobreza, son un hecho natural establecido por el propio Alá. Se protege la propiedad privada y condena la usura. Por todo esto, una mirada sobre el dogma, ritual y ética del islamismo, permite determinar fácilmente que esta doctrina, está fundada en concepciones judeo-cristianas, pero que fue adaptada a un sistema más primitivo.

La difusión del islamismo

El islamismo, logró con bastante rapidez una victoria completa sobre el mundo árabe, la nueva religión, señalaba a los belicosos beduinos, un camino sencillo y claro para enriquecerse, superar las crisis y conquistar nuevas tierras. Los sucesores de Mahoma, los Califas Abú Bekr, Omar y Otman, conquistaron en poco tiempo los países próximos y luego los más lejanos, de la cuenca del Mediterráneo y de Asia Menor.

Las conquistas se llevaron a cabo bajo la bandera verde del profeta, y fueron facilitadas por el hecho de que las poblaciones de los imperios Bizantino y Sasánida, sufrieron cruelmente la opresión de sus señores feudales y no ofrecieron resistencia a los árabes. El Islam, que nació como religión nacional árabe, no tardó en transformarse en supranacional, y en los siglos VIII y IX ya era la religión predominante, la casi única de los países del califato, que se extendía desde España hasta Asia Central y las fronteras con la India. Entre los siglos XI y XIII, se propagó por el norte de la India y en los XIV a XVI, se difundió en Indonesia, así como entre los búlgaros y otros pueblos del Mar Negro, extendiéndose mas tarde entre los pueblos del Cáucaso y Siberia.

Las cismas. La secta Shiita y otras.

A pesar de que el islamismo sirvió en cierta medida a unir a la población, no por eso desaparecieron las contradicciones nacionales y menos aún las de clase, por el contrario, estas se agudizaron, y producto de ello, son las diferentes tendencias de la religión mahometana, así como los cismas y las sectas.

A consecuencia del cisma mayor, apareció la secta shiita, que significa en árabe “partido”, y a través de ella se manifestó el descontento y resistencia de los persas hacia los conquistadores árabes, es decir, una especie de movimiento nacional anti árabe del Irán. Este movimiento comenzó por una lucha entre los árabes, por el poder entre los sucesores de Mahoma. El cuarto Califa, Alí, era pariente del profeta (primo y yerno), y sus partidarios, no reconocían la legitimidad de los Califas anteriores, porque no procedían de la familia del Profeta, sino que habían sido elegidos por la comunidad religiosa usurpando el poder.

La lucha por el poder del califato acabó en derrota y Alí asesinado, pero más tarde sus adeptos, se afirmaron en Irán e Irak, donde el movimiento shiita se propagó ampliamente contra el poder del califato árabe. Según la leyenda shiita, Alí y sus hijos Hasan y Husain, murieron mártires por la fe y en memoria de este martirio, ellos celebran anualmente la ceremonia fúnebre en la cual los fanáticos llevados al éxtasis, se hieren con puñales o de otras formas cruentas, como fidelidad religiosa a la memoria de los mártires. El rasgo principal de esta secta, es la creencia de que solo los descendientes consanguíneos de Mahoma (Imanes) pueden ser sucesores legítimos. En cuanto a los Califas (elegidos por la comunidad pero que consideran han usurpado el poder), son ilegítimos.

Otras ramificaciones del shiismo, cuentan con menos adeptos y son sectas poco numerosas. Es el caso de la que agrupa a los ismaelitas (de Ismael, su fundador en el siglo VIII), difundida actualmente en Afganistán y otros lugares. Los ismaelitas, creen que en sus Imanes, se encarna el alma universal y hasta 1.957 fue jefe de la secta el Agha-Khan, que vivía en Bombay y recolectaba tributos de los miembros de su secta, incluso una vez al año, lo pesaban y en la otra balanza, ponían oro, brillantes y otras gemas preciosas hasta igualar su peso.

El ismaelismo, dio origen asimismo, a la secta de los Hachishiunos (Assasinos), los cuales unían el misticismo con la lucha fanática por la fe contra los no musulmanes. Durante las cruzadas, fueron los enemigos mas encarnizados de los cruzados, aunque tuvieron relaciones y pactos secretos con los Templarios.

A diferencia de la tendencia shiita, el islamismo ortodoxo es profesado por la mayoría de musulmanes y se denomina sunismo, ya que sus adeptos reconocen el carácter legítimo de las sunas. Entre los siglos VIII y X, en la teología musulmana se formaron cuatro escuelas: Hanifita, Shafiita, Malifita y Janbalita, por los nombres de sus fundadores. La última, tenía un fanatismo extremo, interpretaba literalmente los dogmas religiosos y se consolidó entre la atrasada población beduina de Arabia.

El Sufismo y el Taricato

En los mismos siglos VIII al X, surgió en el Islam la corriente mística semi monástica del sufismo, de la palabra sufí o sea, una tela burda de lana. Nació dentro de sí mismo, pero también dentro del ámbito sunita. Los sufíes, no conceden mucha importancia al aspecto exterior del ritual, sino que buscan el genuino conocimiento de Dios, una fusión mística con la Divinidad y algunos de ellos llegaron a profesar ideas panteístas (Dios está en el mundo entero que es la emanación de Dios), lo que los alejó de la idea antropomórfica de Alá que presenta el Corán.

Los sufíes atribuían gran trascendencia a los nombres de Dios, citados por el Corán. Fueron perseguidos inicialmente por parte de los fanáticos ortodoxos, pero luego ambas partes se hicieron sus concesiones. Los adeptos a la doctrina sufí formaron órdenes de monjes peregrinos llamados derviches, encabezadas por los Ishan.

Tanto los sunitas como los shiitas, consideran legítimas dichas órdenes. Los derviches al ingresar en la orden, prestan juramento monástico de pobreza, aunque en la practica, se han convertido algunos en embaucadores que engañan y roban al crédulo pueblo. Algunas órdenes derviches, se entregan en sus plegarias llamadas zicras, a danzas frenéticas y otros modos shamánicos de comulgar con Dios, asignando gran importancia mística a la exclamación “Hug”.

Los Taricatos, en el comienzo, el concepto significaba un camino recto en la vida para comulgar con Dios. Pero más tarde se aplico el término a los fanáticos que predicaban la guerra santa contra los cristianos y otros infieles.

El Sharlat, derecho musulmán

Es un rasgo característico en la religión musulmana, su activa intervención en todos los aspectos de la vida del hombre, tanto en la vida privada y familiar, como en el ámbito social y político. La justicia y la estructura cultural, deben estar sometidas a las leyes religiosas. En otros tiempos, el Jefe del Estado, el Califa, era considerado el sucesor del Profeta y su Consejo de Estado, estaba integrado por altos dignatarios del clero y la justicia. qué se hallaba íntegramente en manos de los eclesiásticos. Por consiguiente, el clero musulmán cumplía y cumple las funciones seglares mas que puramente religiosas. El Mullah de la mezquita, es en realidad el maestro de escuela de ésta. El Cadí es el juez y al mismo tiempo el conocedor del Sharlat. Encabeza el clero del cada país musulmán el Sheik-ul-Islam, descollante teólogo que al mismo tiempo desempeña el cargo de Consejero del soberano y sus aclaraciones sobre un problema en discusión, se consideran ley inapelable.

El islamismo y las otras religiones

Aún cuando el islamismo ortodoxo no acepta compromiso alguno con otras religiones, a diferencia del budismo, en las masas populares, las creencias se entrelazan a menudo con otras muy antiguas, pre musulmanas. Está muy difundido el culto a los santos locales, que resultan ser las antiguas divinidades a quien se dieron nombres musulmanes. Resulta interesante destacar, que a lo largo de muchos siglos, el islamismo salió victorioso de todos los conflictos que tuvo con el cristianismo. En la mayor parte de los países del Mediterráneo en que hoy predomina, se impuso desalojando al cristianismo que había dominado hasta entonces.

En cambio, la historia no conoce un solo caso inverso, es decir, la conversión en masa del cristianismo por parte de un pueblo musulmán, aunque es verdad, que éstos fueron desplazados de la península Ibérica a consecuencia de la reconquista cristiana en los siglos XII al XV, pero aquello fue un triunfo militar, no de una religión sobre otra. ¿Por qué la religión de Mahoma se impuso con harta frecuencia a la de Cristo?, al parecer, por ser una religión más sencilla, accesible y fácil de comprender para el pueblo, principalmente en los países orientales donde predomina en régimen de vida patriarcal-feudal.

Durante las últimas décadas, en muchos países musulmanes se han llevado a cabo reformas burguesas, que han disminuido el poder de la religión; esto comenzó en Turquía, tras el derrocamiento del Sultán, ocurrido en la primera guerra mundial.

Para no perder influencia sobre los creyentes, el clero musulmán ha hecho varias concesiones al espíritu de la época. Las antiguas prohibiciones se han atenuado o suprimido; los inventos técnicos se ponen al servicio del culto, por ejemplo, las mezquitas se iluminan con luz eléctrica y en vez de la voz del Muecín, un altoparlante llama a los files a la oración. Las mujeres gozan del derecho de entrar en las mezquitas, incluso la propia doctrina religiosa, el contenido del Corán, se interpreta a veces de forma alegórica. En la Unión Soviética, la religión musulmana, al igual que todas las demás, han perdido sus privilegios y se ha transformado en asunto privado de los creyentes.

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