Autor: AMO DEL CASTILLO

Vigilando el río Guadiana, frontera natural con Portugal, encontramos este poderoso fuerte proyectado inicialmente por Cosmander, un jesuita holandés bastante polifacético que, aparte de servir a Dios, se daba bastante maña como ingeniero militar. Sin embargo, dicho proyecto tuvo que ser desechado por resultar excesivamente costoso para, finalmente, decantarse por el trazado por el ingeniero militar francés Langrés, dando las obras comienzo en 1646. Pero el fuerte que podemos admirar hoy tiene unos orígenes más antiguos, ya que fue construido aprovechando el antiguo castillo medieval tomado en 1242 por el maestre de Santiago, Pelayo Pérez Correa.

No queda lejos para una escapada. Frente a Olivenza, como esperando el retorno al dominio portugués de esa plaza que perteneció a la Orden del Temple y arrebatada al vecino país por España en 1801, Juromenha ya no aguarda la acometida de las tropas españolas que tantos quebraderos de cabeza dieron a los portugueses durante la Guerra de Restauración y cuyo hostigamiento duró hasta los primeros años del siglo XIX. Pero no solo fue testigo esta fortificación de hechos bélicos. En su castillo medieval, dotado de una potente torre del homenaje de unos 40 metros de altura, contrajo nupcias el rey Alfonso XI de Castilla con la infanta doña María, aquella que languideció de rencor viendo como su marido mantenía un descarado concubinato con Leonor de Guzmán, dando al monarca diez hijos cuyo primogénito Enrique fue el primer rey Trastámara.
Tras esta resumida historia, pasemos a hacer una pequeña visita a tan singular edificio:

Al final de esa larga rampa tenemos la entrada al recinto. Siguiendo los cánones constructivos de la época, disponía de puente levadizo y, tras ella, un túnel tan largo como el grosor de la muralla y de planta curvada, a fin de que si un proyectil enemigo penetraba en el mismo no llegase al interior. La puerta está defendida por dos buzones desde donde se podían batir los enemigos que se acercasen a ella.
Ya en el interior se pueden ver las ruinas de multitud de dependencias de tipo militar, como cuarteles, almacenes, aljibes, etc. Así mismo, se conserva una capilla y una iglesia, costumbre habitual en la época ya que, en caso de asedio o ataque, la población se refugiaba dentro de estos enormes edificios. En la foto puede verse, en primer término, la casa del gobernador de la plaza y, tras ella, descolla el campanario de la iglesia.

(continuará)
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