Dijo Jesús a los Sumos Sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a sus labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apaleraron a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez e hicieron con ellos lo mismo. Por último, mandó a su hijo diciéndose: Tendrán respeto a mi hijo. Pero los ladrones al ver al hijo se dijeron: “Este es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia”. Y agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña ¿que hará con aquellos labradores?. Le contestaron: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos. Y Jesús les dice: ¿No habéis leído nunca la Escritura?. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Por eso os digo, que se os quitará a vosotros el Reino de los Cielos y se lo dará a un pueblo que no produzca sus frutos. Los Sumos Sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas comprendieron que hablaba de ellos, y aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente que lo tenían por profeta.
(Mateo 21, 33-34; 45-46)
MEDITACIÓN
Señor, ¿qué más pudiste hacer que no hiciste en nuestro bien?…., y estamos preparando una cruz para ti. ¡Que ingratos somos desechando la piedra angular, fundamento de mi vida y mi fe!.
Copyright. Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.012