Jesús y sus discípulos terminada la travesía, tocaron tierra en Genesaret y atracaron. Apenas desembarcaron, algunos los reconocieron, y se pusieron a recorrer toda la comarca. Cuando se enteraba la gente donde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas y en las aldeas, pueblos o caseríos donde Él llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejasen al menos tocar el borde de Su manto, y los que lo hacían, quedaban sanos.
(Marcos 6, 53-56)

Meditación

Señor, es admirable la fe de los que se conformaban con tocar el borde de tu manto para sanar. Sin embargo, ¡cuan pequeña es la mía, cuando me llamas constantemente y apenas te escucho ni te atiendo!. Sin duda por esa causa, mi alma sigue débil y enfermiza, pero si Tu lo quieres, una sola palabra tuya podrá sanarme.

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