En aquel tiempo, dijo Jesús: “Padre Santo, cuídalos con el poder de Tu Nombre, el Nombre que me has dado, para que estén completamente unidos, cómo Tu y Yo. Cuando estaba con ellos en este mundo, los cuidaba y los protegía con el poder de Tu Nombre, el Nombre que me has dado. Y ninguno de ellos se perdió , sino aquel que ya estaba perdido, para que se cumpliera lo que dice la Escritura. Ahora voy a Ti, pero digo estas cosas mientras estoy en el mundo, para que ellos se llenen de la misma perfecta alegría que Yo tengo. Yo les he comunicado Tu Palabra, pero el mundo los odia porque no son del mundo. No te pido que los saques del mundi, sino que los protejas del mal. Así como Yo no soy del mundo, tampoco ellos son del mundo. Conságralos a Ti por medio de la Verdad, Tu Palabra es la Verdad. Como me enviaste a Mi al mundo, así Yo los envío. Y por causa de ellos me consagro a Mi mismo, para que también ellos sean consagrados por medio de la Verdad”.
(Juan 17, 11b-19)
MEDITACIÓN
Invoco Tu Nombre al levantarme, al salir de casa, antes de cada encuentro, al regresar de una jornada y confío en que sigues protegiendo a tus pequeños como hiciste en Galilea y en Jerusalén. Por eso, Señor, no temo al mal que pueda alcanzarme, porque estoy contigo.
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