En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el Profeta Isaías: “País de Zabulón y país de Neftalí. Camino del mar, al otro lado del Jordán. Galilea de los gentiles. El pueblo que habita en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte una luz les brilló”. Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: “Convertíos, porque está cerca el Reino de los Cielos”. Recorría toda Galilea, enseñando en las Sinagogas y proclamando el Evangelio del Reino, curando enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, poseídos, lunáticos y paralíticos, y Él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Judea y Transjordania.
(Mateo 4, 12-27, 23-25)
© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010
(Mateo 4, 12-27, 23-25)
MEDITACIÓN
Señor, Tú me llamas a la conversión y yo, por debilidad y pereza me resisto a seguirte. Tú quieres que yo sea como Cafarnaún, donde establecer Tu morada, pero mi corazón aún duda de acogerte en mi casa. Pero hoy pienso, que Tú estás ahí, aquí, en mi.
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