La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando Él a orillas del lago de Genesaret. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro y echa las redes para pescar”. Simón contestó: “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos pescado nada, pero por tu palabra, echaré las redes. Y puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron a ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: “Apártate de mi Señor, que soy un pecador”. Y es que el asombro se había apoderado de Él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían pescado y lo mismo le pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: “No temas, desde ahora serás pescador de hombres”. Ellos sacaron las barcas a tierra y dejándolo todo, le siguieron.
(Lucas 5, 1.4-11).
MEDITACIÓN
Señor, por tu Palabra, echaré las redes de nuevo, lo dejaré todo, confiando plenamente en ti.
Orden del Temple+++