Las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, asustadas, pero a la vez con mucha alegría y corrieron a llevar la noticia a los discípulos. En esto, Jesús se presentó ante ellas y las saludó. Ellas, abrazándose a Jesús le abrazaron los pies y le adoraron. Él les dijo: “No tengáis miedo. Id a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea y que allí me verán”. Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia llegaron a la ciudad y contaron a los jefes de los sacerdotes lo que había sucedido. Estos jefes se reunieron con los ancianos para de común acuerdo, dar mucho dinero a los soldados y advertirles. “Decidles que durante la noche, mientras dormíais, los discípulos de Jesús vinieron y robaron el cuerpo. Y si el gobernador se entera de esto, nosotros le convencemos y os evitaremos dificultades”. Los soldados el dinero e hicieron como se les había dicho. Y ésa es la explicación que circula hasta el día de hoy entre los judíos.

(Marcos 28, 8-15)

MEDITACIÓN

Galilea, era el lugar de los pobres, los desposeídos. Sin embargo, ahí Jesús comenzó Su obra y allí quiso enviar a sus discípulos. Es en la Galilea del mundo, donde nosotros estamos llamados a encontrar a Jesús.

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