En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano te ofende, habla con él a solas para moverle a reconocer su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a una o dos personas más, porque toda acusación debe basarse en el testimonio de dos o tres testigos. Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la congregación, y si tampoco hace caso a la congregación, considéralo como un pagano o como uno de esos que cobran impuestos para Roma. Os aseguro que todo lo que atéis en este mundo, también quedará atado en el cielo y todo lo que desatéis en este mundo, también quedará desatado en el cielo. Además os digo, que si dos de vosotros os ponéis de acuerdo aquí en la Tierra para pedir algo en oración, Mi Padre que está en el Cielo os lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en Mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.
(Mateo 18, 15-20)
MEDITACIÓN
Jesús nos enseña a afrontar cara a cara, directamente y con amor, las diferencias que se suscitan entre los hermanos, amigos y familiares. ¡Que diferente a una regañina es cuando nos corrigen sin avergonzarnos, cuando nos hacen ver nuestros defectos sin publicarlos para salvarnos del peligro o del error. Pidamos hoy la gracia de ser más compasivos y misericordiosos con aquellos que nos rodean.
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