Se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: “¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y tus discípulos en cambo no ayunan?”. Jesús les dijo: “¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?. Llegará el día en que se lleven al novio y entonces ayunarán. Nadie echa un remiendo a de paño sin remojar a un manto pasado, porque la pieza tira del manto y deja un roto aún peor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres, se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las cosas se conservan”.
(Mateo 9, 14-17)

Meditación

Señor, hoy como ayer, hay quienes ofrecen del cristianismo una caricatura grotesca como si Tú fueras un aguafiestas. Tu palabra de hoy define el carácter festivo de Tu seguimiento: Una boda a la que estoy invitado por ser Tu amigo. Lo viejo quedó atrás. Que la tristeza del hombre viejo de paso al gozo y la alegría de quien se siente perdonado y amado por Ti.

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