El rey Herodes, oyó hablar de Jesús porque su fama había recorrido por todas partes, y algunos decían: “Juan el Bautista ha resucitado y por eso tiene ese poder milagroso”. Es que Herodes, por causa de Herodías, había mandado apresar a Juan y le había hecho encadenar en la cárcel. Herodías era esposa de Felipe, hermano de Herodes, pero Herodes se había casado con ella. Herodías odiaba a Juan y quería matarlo, pero no podía porque Herodes le temía y le protegía sabiendo que era un hombre justo y santo. Pero Herodías, vio llegar su oportunidad cuando Herodes, en su cumpleaños dio un banquete. La hija de Herodías entró y bailó, y tanto gustó el baile a Herodes y a todos los que estaban cenando con él, que el rey dijo a la muchacha: “Pídeme lo que quieras  y yo te lo daré. Ella salió y preguntó a su madre: “¿Qué puedo pedir?”. Le contestó: “Pide la cabeza de Juan el Bautista”. El rey se disgustó mucho, pero cómo había hecho un juramento en presencia de los invitados, no quiso negar lo que le pedía. Así que envió en seguida a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan.
(Marcos 6, 14-29)
MEDITACIÓN
No basta con reconocer lo bueno, si  luego ante los demás, no somos capaces de defenderlo y protegerlo
© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.011