Por aquel tiempo, Herodes, que gobernaba en Galilea, oyó hablar de Jesús y dijo a los que tenía a su servicio: “Ese es Juan el Bautista. Ha resucitado y por eso tiene poderes milagrosos”. Es que Herodes había hecho apresar a Juan y lo había encadenado en la cárcel. Fue a causa de Herodías, esposa de su hermano Filipo, pues Juan decía a Herodes. “No puedes tenerla por mujer”. Herodes quería matar a Juan, pero temía a la gente porque todos tenían a Juan por Profeta. En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías, salió a bailar delante de los invitados y le gustó tanto a Herodes, que prometió bajo juramento darle cualquier cosa que le pidiera. Ella entonces, aconsejada por su madre le dijo: “Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”. Esto entristeció al rey Herodes, pero como había hecho un juramento en presencia de los invitados, mandó que se la dieran. Envió pues, que le cortaran la cabeza a Juan en la cárcel. Luego la pusieron en una bandeja y se la dieron a la muchacha y ella la llevó a su madre. Más tarde, llegaron los seguidores de Juan, que tomaron el cuerpo y lo enterraron. Después fueron y dieron la noticia a Jesús.

(Mateo 14, 1-12)

MEDITACIÓN

Aquello que defiendo y por lo que lucho, va configurando el mundo, su futuro y sus valores. La verdadera cuestión espiritual consiste en ver si existe algo por lo que realmente lucho o si mi vida espiritual es más forma que sustancia.

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