En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: “¡Márchate de aquí porque Herodes quiere matarte!”. Él contestó: “Id a decid a ese zorro que hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término, pero hoy y mañana tengo que caminar porque no cabe que un Profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén!, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas!, pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: “Bendito el que viene en nombre del Señor”.
(Lucas 13, 31-35)

MEDITACIÓN

Señor, no tienes miedo a los que pueden matar el cuerpo, pero no el alma. No te vas de Jerusalén a pesar de saber que Herodes quiere matarte. Mientras unos dicen ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!, otros piensan como eliminarte. ¿Con quién estoy yo?.

© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.009