Al entrar en Cafarnaún, un centurión romano se le acercó para hacerle un ruego. Le dijo: “Señor, mi asistente está en casa enfermo, paralítico, sufriendo terribles dolores”. Jesús le respondió: “Iré a sanarlo”. Señor, le contestó el centurión, yo no merezco que entres en mi casa. Basta que des la orden y mi asistente quedará sanado. Porque yo mismo estoy bajo órdenes superiores y a la vez tengo soldados bajo mi mando. Cuando a uno de ellos le digo que vaya, va; cuando a otro le digo que venga, viene, y cuando ordeno a mi criado que haga algo, lo hace. Al oír esto Jesús se quedó admirado y dijo a los que le seguían: “Os aseguro que no he encontrad a nadie en Israel con tanta fe como este hombre. Y os digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos”.
(Mateo 8, 5-11)
MEDITACIÓN
Dar una respuesta a las necesidades de los demás y volcarnos de lleno por ellos, es ser como Jesús. Hacerlo significa que nuestros dones están a disposición del mundo y que donde quiera que estemos, han llegado la paz y el amor.
© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010