Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?”. Ellos contestaron: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”. Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decía que soy Yo?”. Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le respondió: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha rebelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo Yo, tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno lo la derotará. Te daré las llaves del reino de los Cielos; lo que ates en la Tierra, quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la Tierra, quedará desatado en el Cielo”.
( Mateo 16, 13-19 )
MEDITACIÓN
Señor, no te quivocaste con el frágil Pedro. Pedro me enseña, que a pesar de las buenas intenciones, la carne es flaca. Él se arrepiente de su pecado, te promete amor y muere por ti. Y como Pedro te digo: Señor, Tú sabes que te amo.
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