Recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las tiendas y después que sus parientes se marcharon a la fiesta, subió Él también, no abiertamente, sino a escondidas. Entonces, algunos que no eran de Jerusalén dijeron: “¿No es éste el que intentan matar?, pues mirad como habla abiertamente y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías?. Pero éste sabemos de donde viene, mientras que el Mesías cuando llegue, nadie sabrá de donde viene”.

Entonces Jesús, mientras enseñaba en el Templo gritó: “A Mi me conocéis y sabéis de donde vengo. Sin embargo, Yo no vengo por Mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a Ese vosotros no lo conocéis. Yo lo conozco, porque procedo de Él y Él me ha enviado”. Entonces intentaban agarrarlo, pero nadie le pudo echar mano porque todavía no había llegado Su hora.
(Juan 7, 1-2. 10, 25-30)

Meditación

Señor, veo que extraña situación, porque se combina la fiesta con lo más terrible: Quieren matarte. Y es curioso que los que desean hacerlo, ignoran que por tu muerte, vendrá su salvación y la de todos nosotros. Quiero acompañarte hasta el final, y que Tu palabra entre en mi, para que pueda transmitirla con humildad a todos mis hermanos.

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