Mientras todos seguían asombrados por lo que Jesús había hecho, dijo Él a sus discípulos: “Oíd bien esto y no lo olvidéis: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres”. Pero ellos no entendían estas palabras, pues Dios no les había permitido entenderlo. Además, tenían miedo de pedirle a Jesús que se las explicase.

(Lucas 9, 43b-45)

MEDITACIÓN

Toda la vida cristiana es un crecer continuo en la escucha de la Palabra de Dios. No comprendemos a los 16 años lo que entendemos a los 50. Así pues, debemos estar siempre abiertos a la novedad que nos trae cada día la Palabra de Dios.

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