Dijo Jesús a sus discípulos: “No todo el que me dice ¡Señor, Señor!, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de Mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en Tu nombre, y en Tu nombre hemos echado demonios y no hemos hecho en Tu nombre muchos milagros?”. Yo les declararé: “Nunca os he conocido, alejaos de Mí, malvados”. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa, pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre la roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre la arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa y se hundió totalmente. Al terminar Jesús Su discurso, la gente estaba admirada de Su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.
(Mateo 7, 21-29)

Meditación

Señor, cada día de mi vida, comienzo esta breve meditación con la palabra Señor, convencido de que eres mi Señor y que este sentimiento aumente sobre mi vida. Espero que jamás tengas que decirme que no me conoces, y que mi vida esté fundamentada en Ti, que eres roca firme.

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