Jesús y sus discípulos, se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del Hombre, va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán, y después de muerto, a los tres días resucitará”. Pero no entendían aquello y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa les preguntó: “¿De qué discutíais por el camino?”. Ellos no contestaron , pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y su servidor”. Y acercándose a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que acoge a un niño como éste en Mi nombre, me acoge a Mi y el que me acoge a Mi no lo hace a Mi sino al que me ha enviado”.
(Marcos 9, 30-36)
Meditación
Señor, me dices de una manera muy clara, que he de volverme niño para entender tu Evangelio. Tú, viniste a servirnos exclusivamente por Amor. ¿Cómo puedo estar tan ciego para pedir que otros, mis hermanos, me sirvan…..?.
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