Los judíos, se pusieron a discutir unos con otros: “¿Cómo puede éste darnos a comer Su propio cuerpo?”. Jesús les dijo: “Os aseguro que si no coméis el cuerpo del Hijo del Hombre y no bebéis Su sangre, no tendréis vida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna y Yo le resucitaré el día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi sangre y bebe mi sangre, vive unido a Mi y Yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida y Yo vivo por Él. De la misma manera, el que me come vivirá por Mi. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan, no es como el maná que comieron vuestros antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido. El que coma de este pan, vivirá para siempre”. Jesús enseñó estas cosas en la reunión de la Sinagoga de Cafarnaún.
(Juan 6, 52-59)
MEDITACIÓN
Viviendo como Jesús, empezamos a vivir aquí y ahora la vida de Dios. Alcanzamos así una vida nueva, una vida con más altura. Viviendo como Jesús, comenzaremos a ver el mundo como Dios lo ve.
© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010