Dijo Jesús: “Os aseguro que el que no entra por el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido, pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas y las ovejas le siguen porque conocen su voz, a un extraño no lo seguirían, sino que huirían de él, porque no conocen la voz de los extraños”. Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que Yo Soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mi, son ladrones y bandidos, pero las ovejas no les escucharon. Yo Soy la puerta, el que entre por mi se salvará y podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón no entra para robar y matar y hacer estrago, yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.
(Juan 10, 1-10)
MEDITACIÓN
Señor, tú eres la puerta de la vida, no hay otra entrada ni camino para la felicidad que todos anhelamos. Hay falsos maestros que ofrecen rutas que prometen la libertad y el placer, pero llevan a la esclavitud y la perdición. Señor, que nunca me deje embaucar por esos falsos profetas.
Orden del Temple+++, 2.013