Dijo Jesús a los judíos: “Mi Padre sigue actuando y Yo también actúo. Os lo aseguro. El Hijo del Hombre no puede hacer por Su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace Éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que Él hace y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo al juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre que lo envió. Os lo aseguro, el que escucha mi Palabra y cree al que me envió, posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que hayan oído vivirán. Porque igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida, y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del Hombre.No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán Su voz, los que hayan hecho el bien, saldrán a una resurrección de vida, los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por Mi mismo, según le oígo, juzgo, y Mi juicio es justo, porque no busco Mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”.
(Juan 5, 17, 19-30)
MEDITACIÓN
Señor, gracias por todo lo que me dices y haces en mi, porque me das la vida; puedes juzgarme con severidad y recuerdas que el Padre quiere que todos se salven; porque por tu gracia puedo hacer el bien y pones en micorazón la esperanza de que un día resucitaré a la vida eterna.
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