Dijo Jesús esta parábola: “Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro diciéndoles: “Negociad mientras vuelvo”. Cuando volvió con el título real mandó llamar a los empleados. El primero se presentó y dijo: “Señre, tu onza ha produido diez”. Él le contestó: “Muy bien, eres un empleado cumplidor, cómo has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades”. El seegundo llegó y dijo: “Tu onza, señor, ha producido cinco”. A ése le dijo también: “Pues tú toma el mando de cinco ciudades”. El otro llegó y dijo: “Señor, aquí está tu onza, la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras”. Él le contestó: “Por tu boca te condeno, criado holgazán. ¿Con qué sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro?. Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco?. Al volver yo, lo habría cobrado con intereses”. Entonces dijo a los presentes: “Quitadle a éste la onza y dásela al que tiene diez”. Le replicaron: “Señor, si ya tiene diez onzas”. Os digo: “Al que tiene se le dará, al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene”.
(Lucas 19, 12-13: 15-26)
MEDITACIÓN
Señor, Tú eres mi rey y acepto con gozo lo que me has prestado para servirte a ti y a los hermanos. Que no me crea dueño de mis cualidades ni las deje inactivas. Te has fiado de mi y espero no defraudarte.
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