Un día estaba Jesús orando Él solo. Luego sus discípulos se les reunieron y Él les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy Yo?”. Ellos contestaron: “Unos dicen que Juan el Bautista, otros dicen que Elías y otros que uno de los antiguos Profetas que ha resucitado”. “Y vosotros ¿quién decís que soy?, les preguntó”. Pedro le respondió: “El Mesías de Dios”. Pero Jesús les encargó mucho que no se lo dijeran a nadie. Les decía Jesús: “El Hijo del Hombre, tendrá que sufrir mucho y será rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Lo van a matar, pero al tercer día resucitará”. Después dijo a todos: “El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará”.

(Lucas 9, 18-24)

MEDITACIÓN

Descubrir quien es Jesús para nosotros, es tarea de toda una vida. La respuesta que damos a esa pregunta en cada momento de nuestra vida, determina cómo vivimos, quienes somos y qué llegaremos a ser. Cuando oras, hay algo grande que has de descubrir: Has de dejar que el Señor no sólo te muestre lo importante que Él es para ti, sino lo importante que tú eres para Él.

Podrías intentar esta semana, hacer que las personas que tienes a tu alrededor se sientan estimuladas y engrandecidas por tus palabras. Valora a las personas que tienes cerca y diles todo lo positivo que ves y admiras en ellas.

© Todos los derechos reservados. Orden del Temple, 2.010