Jesús entró otra vez en la Sinagoga. Había allí un hombre que tenia la mano tullida y espiaban a Jesús para ver si lo sanaría en sábado y tener así algo de qué acusarle. Jesús dijo al hombre de la mano tullida: “Levántate y ponte ahí en medio”. Luego preguntó a los demás: “¿Qué está permitido hacer en sábado el bien o el mal?, ¿salvar una vida o destruirla?”. Ellos se quedaron callados. Jesús miró entonces con enojo a los que le rodeaban y entristecido porque no querían entender, dijo a aquel hombre: “Extiende la mano”. El hombre la extendió y la mano quedó sana. Pero los fariseos, en cuanto salieron, comenzaron, junto con los del partido de Herodes a hacer planes para matar a Jesús.
(Marcos 3, 1-6)

MEDITACIÓN

Es asombroso ver como la norma del sábado, que fue hecho para que las personas descansaran y pudieran dedicarle a Dios más tiempo, termina siendo aplicada con rigor por un grupo de fanáticos. ¿Cómo vives los valores en tu vida, de una forma rígida o flexible al servicio del amor?.

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