Jesús, profundamente conmovido añadió: “Os aseguro que uno de vosotros me va a traicionar”. Uno de sus discípulos, al que Jesús quería mucho, estaba cenando junto a Él, acercándose más a Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”. “Voy a mojar  un trozo de pan, le  contestó Jesús, y a quién se lo dé, ése es”. Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en su corazón. Jesús le dijo: “Lo que has de hacer, hazlo pronto”. Como Judas era el encargado de la bolsa, algunos pensaron que Jesús le decía que comprara algo para  la fiesta o que diera algo a los pobres. Después de haber salido Judas, Jesús dijo: “Ahora se manifiesta la gloria del Hijo del Hombre, y la gloria de Dios se manifiesta en Él. Hijitos míos, ya no estaré mucho tiempo con vosotros. No podréis ir a donde Yo voy”. Simón Pedro preguntó a Jesús: “Señor, ¿a dónde vas?”. “A donde Yo voy, le contestó Jesús, no puedes seguirme ahora, pero me seguirás después”. Pedro le dijo: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora?. ¡Estoy dispuesto a dar mi vida por ti!”. Jesús le respondió: “¿De veras?. Pues te aseguro que antes de que cante el gallo, me negarás tres veces”.
(Juan 13, 21-33, 36-38)
MEDITACIÓN
La traición duele más que el odio. El amigo tiene más razones para amar porque ha conocido de cerca, tiene experiencia, ha gastado tiempo con el amigo. Jesús protege a Judas de la censura de los discípulos y serenamente, le da a entender que lo sabe todo. Pídele que te ayude a comprender y aceptar la ambigüedad del corazón humano, que hiere y sorprende.
© Todos los derechos reservados. Orden del temple, 2.011